Jerez

Jerez cumplió y acudió al encuentro de la Merced

La imposibilidad de celebrar la tradicional procesión hizo que los jerezanos se desplazasen hasta la Basílica para venerar a su Patrona

Merced 1

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

A pesar de ser conocido por todos y con anterioridad, la festividad de Nuestra Señora de la Merced estuvo marcada por la tristeza que supuso para los jerezanos el hecho de que su Patrona no procesionase por las calles de Jerez. Una extraña sensación inundaba a los devotos que se dieron cita en el interior de la Basílica de la Merced para encontrarse con su Patrona, que se situó en mitad del templo para la veneración de sus fieles.

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Entre la extrañeza y novedad de aquella cita con la Merced, también hubo retazos de otros años en los que las calles albergaban miles de jerezanos. Entre ellos, se pueden mencionar tradiciones como la renovación del voto de la ciudad, las representaciones de las distintas hermandades o el fervorín, que este año corrió a cargo del cofrade Francisco Zurita, hermano mayor del Desconsuelo. Precisamente, Zurita apeló a la felicidad que producirá en Jerez volver a ver a su Patrona en procesión: “Repicarán las campanas / cuando viéndote en la calle / tu Jerez de nuevo estalle / de alegría y de contento / y ese será el gran momento / que el tiempo jamás acalle”.

Jerez no falló en su cita con su Patrona

Pero la pena motivada por la suspensión de la procesión a causa de la pandemia se mezclaba con otras emociones que también se suelen repetir cada 24 de septiembre. Fe, orgullo, pertenencia, devoción, cariño… y este año, además, se sumó el sentimiento de responsabilidad. Porque, tras años y años en los que la Alcaldesa Perpetua salía a las calles para bendecir a su ciudad, el pasado 24 de septiembre era su pueblo quien debía acudir a su encuentro. Y Jerez no falló.

Una multitud de jerezanos y devotos –respetando las pertinentes medidas de seguridad- se dieron cita en el interior de la Basílica para reencontrarse con la sonrisa de la Merced. En este día, que quedará para la historia, el templo se convirtió en un auténtico jardín cuya flor más preciada lucía esplendorosa en el centro, recibiendo la pleitesía y cariño de sus fieles.

Los ramos de flores marcaban el camino hacia la mirada de nuestra Madre mercedaria. Un camino recorrido por cientos y cientos de jerezanos desde las siete de la tarde –hora en la que, en circunstancias normales, se vislumbraría el templete desde la calle Merced- hasta el cierre de la Basílica. Por ello, la fe, devoción, cariño, la alegría y el orgullo se impusieron al presumible desaliento que pudo causar que su Patrona no recorriera las calles de la ciudad.

Y, por todo ello, se hizo jerezano aquel refrán: “Si la Merced no va a los jerezanos, los jerezanos van a la Merced”. Y en las peticiones que se depositaban a sus plantas, probablemente se repitiera varias veces la siguiente: que nuestra Patrona interceda para que el año que viene Jerez pueda volver a disfrutar de su divina sonrisa en las calles.

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