Sanlúcar de Barrameda, "llamadores, costales y cinchos salen de los cajones"

Es clave la condición de ‘puerta de Sevilla’ que Sanlúcar de Barrameda ha ejercido de modo histórico así como su vinculación con América desde el mismo momento del Descubrimiento o la gesta de la Primera Circunnavegación de la que se viene celebrando su quinto centenario. La Costa Noroeste ostenta, desde la misma desembocadura del Guadalquivir, unas trazas idiosincráticas en las que la piedad ha dejado su impronta innegable. Órdenes religiosas y otras realidades eclesiales a lo largo de siglos marcaron cuanto brota cada Semana Santa.

Se cumplen veinte años de su declaración de Interés Turístico Nacional de Andalucía y sigue siendo una referencia de atracción de visitantes de primer orden. Diecisiete hermandades con estación en la parroquia mayor de Nuestra Señora de la O contribuyen a ello. Cofradías con varios siglos de antigüedad algunas de ellas y otras nacidas fundamentalmente en el siglo XX ponen en las calles un total de 28 pasos desde el Domingo de Ramos y hasta el Domingo de Resurrección excepción hecha del Sábado Santo que prepara la Pascua.

La particularidad de la Semana Santa sanluqueña reside en gran parte en rincones de los itinerarios como los que, por su especial belleza, llevan a fieles y curiosos a la Cuesta de Belén, el Carril de San Diego, la Cava del Castillo, la Plaza Madre de Dios, la calle Descalzas o el Arco de Rota. Cuestas largas y empinadas entre sus barrios Alto y Bajo, calles estrechas y plazas recoletas, hermosas y antiquísimas iglesias y parroquias, imaginería espléndidas con obras de La Roldana, Ocampo, Luis Álvarez Duarte o Antonio Eslava son parte de sus atractivos.

Entrada Triunfal, Cena y Huerto el Domingo de Ramos; Cañita y Pusillus Grex el Lunes Santo; Prendimiento y Consuelo el Martes Santo; Estudiantes y Servitas el Miércoles Santo conducen hasta unos días del Triduo Sacro que son un no parar en Sanlúcar de Barrameda. El Cautivo, la Esperanza y el Silencio dan sentido a una tarde noche del Jueves Santo que abre las puertas de una Madrugada Santa en la que reina Jesús Nazareno desde la propia Basílica de la Patrona Caridad y hasta el clarear de un Viernes Santo de Vera Cruz, Angustias y Santo Entierro.

Viven los sanluqueños, además la Pascua con exuberancia en torno a Cristo Resucitado que pone final a una Semana Santa que conviene no perderse. "Llamadores, costales, cinchos... Todo sale de los cajones" avisaba el pasado Domingo de Pasión el pregonero, Juan Jesús Diánez, con el entusiasmo de toda una ciudad lanzada a que su intensidad devocional cuajada en siglos de fervor se reencuentre con esa normalidad nada convencional con la que Sanlúcar de Barrameda ha vivido siempre esta celebración.

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