Siguen subiendo animales a los pasos de Semana Santa de Jerez: ahora un gato en la Redención

Unos al servicio de la mejor recreación de las escenas que los pasajes evangélicos vislumbran, otros dado a la simbología que ayuda a interpretar el sentido de lo que conmemoramos, otros acaso meros alardes de detallismo o hasta de la gracia subrepticia. Lo cierto es que la presencia de figuras de animales sobre los pasos de la Semana Santa de Jerez de la Frontera se han convertido en un clásico creciente. No en balde este año estrena la Redención un gato, Sí, un pequeño felino doméstico que contribuye a dar vida a la escena de Jesús ante Anás.

Se trata de una obra de Borja Peña Barranco que competirá con el dorado de la silla del sumo sacerdote o la cartela del respiradero en la llamada de atención de las miradas de quienes están deseando ver ya a esta cofradía salesiana por las calles de su recorrido un Jueves Santo más. Los nños, por ejemplo, lo tendrán claro: lo primero es preguntar qué hace ese gato ahí. Y, por si los padres no supieran qué contestar llegados al caso, les apuntamos que parece que era común que anduvieran estos animales por las dependencias del Sanedrín.

Lo cierto es que, por su mayor visibilidad, por el emblema que supone al inicio de la vida pública de Jesús y porque para más inri termina siendo para muchos el nombre popular de la cofradía lasaliana, es la borriquita de la Entrada Triunfal en Jerusalén la que se lleva la palma del reconocimiento histórico de animales sobre los pasos de la Seman Mayor jerezana. Es obra de Tomás Chaveli Gibert estrenada en 1950, que es la fecha de bendición de la imagen de Cristo Rey que la monta desde entonces. Junto a ella va una pollinita más pequeña.

También el caballo que monta Longinos es uno de esos elementos sustanciales del Jueves Santo, cuando el calvario de Santísimo Cristo de la Sagrada Lanzada aparecer en las calles desde la Basílica de Nuestra Señora del Carmen. El clásico de Rafael Barbero es el que sigue sido testigo de la escena. Se trata de la representación de un équino de capa torda en posición estática, sobre sus cuatro patas y con hechuras asimilables a los caballos que se crían en Jerez. Pero hubo una época en que fue sustituido por otro que duró poco porque gustaba menos.

En el terreno de los simbólico es preciso mencionar el gallo que cantó las negaciones de Pedro y que lució antiguamente en el Prendimiento como se espera que lo haga pronto en la más moderna cofradía de Pasión. Tampoco podemos olvidar el pelícano que, en el canasto del Cristo del Amor, se abre el pecho para alimentar a sus crías como signo del amor desmedido. O la serpiente del pecado que lleva en la peña sobre la que se siente el Señor de la Humildad y Paciencia.

Otros son puramente ornamentales como las avefrías bordadas en el famoso túnico de Jesús Nazareno o los dragones repujados en los respiraderos de la Virgen del Consuelo de la Hermandad del Pelirón. Tampoco olvidamos el cuervo del Cristo de las Almas de la Hermandad Sacramental de Santiago o los delfines del manto del Mayor Dolor. Búscalos durante los recorridos procesionales de esta inmediata Semana Santa y encuéntralos aquí en 'El Palquillo' que, para nuestro podcast 'Carrera Oficial', realiza Marco Antonio Gómez.

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