Jorge Padilla, rastreador de Covid: "No podemos hacer de padres"
En tiempos de pandemia, la labor de estos profesionales resulta clave."No es lo mismo aislarse que confinarse", avisa en COPE
Córdoba - Publicado el - Actualizado
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Son los sabuesos que olfatean los rastros del Coronavirus. La figura del rastreador sanitario ha existido desde siempre, pero ha cobrado especial relevancia desde que la pandemia irrumpiera para, por desgracia, quedarse. Hablamos en COPE con Jorge Padilla, un rastreador del Distrito Sanitario Córdoba, para que nos explique en qué consiste exactamente su trabajo y cómo podemos facilitar su importante labor.
Jorge ha visto afectados por la Covid-19 en la UCI y alerta de la peligrosidad de este Coronavirus: “esta enfermedad es seria y provoca un destrozo familiar terrible”. Por eso, explica con una mezcla de esperanza y orgullo su trabajo en primera línea: “lo que hacemos es intentar cada vez que aparece un caso positivo contactar con él y que nos facilite los nombres de todas las personas con las que ha estado relacionado durante el periodo en el que el virus se contagia -dos días antes de que inicie síntomas o, si es asintomático, dos días antes de que se haya hecho la prueba PCR-”. Una vez al teléfono con el positivo “le ayudamos a hacer esa lista para luego contactar con ellos y pedirles que se aíslen de la sociedad y de sus convivientes”.
Aislarse no es confinarse
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Aislarse no es confinarse, algo que cuesta entender en España: “todos tenemos claro el concepto de confinamiento por los meses que hemos vivido encerrados, pero lo del aislamiento es complicado. Es verano y no todos los hogares tienen las dimensiones ni las características para hacerlo bien. Aislarse significa estar al margen de los demás convivientes en un espacio de tu domicilio y a pesar de que las pruebas hayan dado negativo. Cuando alguien contacta con un positivo y esa persona se hace la prueba no se sabe si en los catorce días siguientes puede diseminar el virus y ahí empiezan las cadenas de brotes que son tan difíciles de controlar”.
El trabajo de los rastreadores es denodado, pero no pueden ejercer de controladores las 24 horas del día: “intentamos convencer con palabras y realidades. Queremos que se entienda la responsabilidad individual y también la compartida con el sistema sanitario. Les damos consejos y les ayudamos, pero no podemos ser los padres de nadie ni tampoco tenemos los medios para ir detrás de todo el mundo controlando a la población con microchips”.
La del rastreador “es una figura que ya existía y que se ha puesto en auge ahora. Hacemos más funciones al margen del rastreo de la COVID y somos un equipo multidisciplinar. Tenemos un equipo junto con otros rastreadores, epidemiólogos de la provincia, con el director gerente y los asistenciales, prevención de riesgos laborales y laboratorio de Reina Sofía... Hemos desarrollado una estructura buscando el bien común. Hay una sinergia y un flujo de trabajo agradable, pero todos esos recursos son estériles si no conseguimos que la sociedad adecue su vida social al contexto en el que vivimos”.
El último instrumento generado para luchar contra el Coronavirus es el radar COVID que “nos puede dar una información válida, pero hay que ver el programa para saber si la información de la aplicación se equipara con la que extraemos de los contactos. Sí nos puede ayudar para saber dónde nos movemos y tomar precauciones por adelantado. Podemos también localizar los contactos que la aplicación considera de riesgo. Hay que verla evolucionar de todos modos”.
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