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María Ángeles Risalde, investigadora: "No tendremos vacuna del virus del Nilo en humanos hasta, al menos, dentro de cuatro años"

La directora de la Unidad de Investigación Competitiva en Zoonosis y Enfermedades Emergentes (ENZOEM), explica en COPE las claves de las enfermedades que se transmiten entre animales y seres humanos y el reciente acuerdo de colaboración para la prevención de la fiebre del Nilo en Córdoba 

Laura García

Córdoba - Publicado el - Actualizado

5 min lectura

      
      
             
      

Casi el 80% de las enfermedades que contrae el ser humano se transmiten a través de los animales. Es lo que recibe el nombre de zoonosis. La COVID fue un ejemplo de ello, también lo es la rabia, la salmonelosis o el virus del Nilo Occidental. 

Maria Ángeles Risalde es la directora de la Unidad de Investigación Competitiva en Zoonosis y Enfermedades Emergentes (ENZOEM) y miembro del Grupo de Investigación en Sanidad Animal y Zoonosis (GISAZ) de la Universidad de Córdoba, dos unidades fundamentales para el cuidado de la salud pública y la prevención y el estudio de enfermedades de este tipo. 

-El Colegio de Veterinarios, la Universidad de Córdoba y la Diputación han firmado un acuerdo innovador de colaboración para el asesoramiento y la vigilancia del Virus del Nilo. ¿Cuál será el papel de la universidad?

-Nuestro papel será, fundamentalmente, de asesoramiento, análisis de datos e investigación de esos datos. Consiste en adelantarnos a lo que puede suceder. En el caso de la fiebre del Nilo, lo único que podemos hacer en este momento es actuar en prevención. La aplicación de los resultados se podrá hacer el año que viene. Lo más importante para prevenir la enfermedad es evaluar factores de riesgos, identificar zonas de cría de las larvas y poder desinsectar. Vamos a identificar esas zonas y a asesorar a las empresas para que sepan cómo y dónde tienen que actuar en desinsectación. Es un programa de vigilancia, tanto del vector de la enfermedad como del virus, para crear un modelo predictivo que reduzca la transmisión a humanos. 

-El virus del Nilo aparece por primera vez en el año 2010. ¿Por qué se ha producido este año un aumento de los contagios?

-Es una enfermedad que, desde entonces, se ha convertido en endémica, convive con nosotros. Hay muchos factores relacionados con el aumento de contagios. Fundamentalmente, condiciones ambientales y características ecológicas. Las lluvias de Semana Santa, muy intensas, hicieron presagiar que pudiesen aumentar las enfermedades transmitidas por vectores, no solo el virus del Nilo. Todos los cambios que se producen en el clima afectan. Este invierno, de temperaturas templadas, también han tenido mucho que ver, porque el vector se mantienen más tiempo en actividad en climas más templados. 

      
             
      

-El clima cordobés, muy caluroso y seco, ¿puede favorecer la aparición de enfermedades nuevas?

-A nivel geográfico somos un factor de riego por la cercanía con África. Gran cantidad de vectores se transmiten por partículas de polvo del desierto. El clima, por otro lado, influye muchísimo, porque cuanto más altas y permanentes en el tiempo son las temperaturas, más largo es el tiempo de riesgo de la enfermedad. Además, Andalucía y Córdoba tienen un alto porcentaje de animales que se crían en extensivo y, cuando llega la sequía, las charcas de la zona de la dehesa disminuyen su diámetro y se concentran más los animales, con mayor interacción de sus patógenos y con mayor probabilidad de que se produzcan infecciones por vía indirecta, a través del agua. 

-¿Se está inoculando ya la vacuna del virus del Nilo en animales? ¿Para cuándo podríamos tener una específica para seres humanos?

      
             
      

-Se está utilizando una vacuna en caballos desde hace ya bastante tiempo. Cuando las tasas de virus son altas, es cuando acaban transmitiéndose a caballos y personas. En seres humanos aún no hay vacuna, aunque hay varias que se están investigando. Una, en concreto, se está investigando por el programa Horizonte de la Unión Europea, en el que están involucrados IrsiCaixa e Hipra, dos entidades españolas, que podría empezar a comercializarse en cuatro años. 

-El Consejero de Investigación ha anunciado que el nuevo Centro Andaluz de Investigación de Zoonosis está en su fase final de creación. ¿En qué mejorará para vosotros la investigación que lleváis a cabo?

-Cualquier colaboración siempre es buena. La zoonosis y las enfermedades emergentes necesitan un enfoque muy holístico. Sin un enfoque integral, que nosotros llamamos One Health (estudio de la salud humana, animal y ambiental) es imposible poder luchar contra este tipo de actividades. Hay muchos grupos y unidades de investigación que están trabajando muy bien en Andalucía, pero esto será un paraguas donde albergarlos a todos para que la colaboración sea más estrecha. Esto dará más eficacia a corto y medio plazo en sus resultados. 

      

-¿Qué tiene Córdoba que no tengan otras provincias para que se implante aquí?

-En Córdoba se encuentra la única Facultad de Veterinaria de toda Andalucía. Los veterinarios son los encargados de evitar que se produzca ese salto de la enfermedad al humano. Previenen. La mayoría de las zoonosis pasan de animales a humano, aunque también ocurre a la inversa. 

Aquí también tenemos nuestras unidades de investigación en zoonosis y enfermedades emergentes, donde trabajamos 85 investigadores. Y también contamos con el IMIBIC, que es un centro de biomedicina que cuenta con un grupo de zoonosis y virología clínica muy potente. A nivel localización, Córdoba se encuentra en el centro de Andalucía y es un núcleo geográfico estratégico. 

-¿Qué es la zoonosis inversa?

-Es la gran desconocida. Pero piensa que es muy frecuente que las enfermedades se transmitan de humano a animales. Un ejemplo fue el contagio de la covid de humanos a bisones. No se tuvieron en cuenta medidas de bioseguridad, como el uso de mascarillas. El desconocimiento de este tipo de zoonosis puede ser grave por dos motivos: el fallecimiento del animal, y que, si no se coge a tiempo, los animales pueden llegar a actuar como reservorios del patógeno. Es decir, que el virus mute y cambie dentro del propio animal. Cuando salta de nuevo al ser humano, ya ha cambiado, y puede ser a peor. Eso complica mucho el control de la enfermedad. 

-¿Qué enfermedades emergentes están en el foco de la investigación de la zoonosis en Córdoba?

-De las más conocidas, la salmonela y la listeria. En el ámbito de las enfermedades emergentes, estamos trabajando la fiebre del Nilo, la fiebre hemorrágica de Crimea Congo, la turberculosis, que es una enfermedad reemergente, y la influenza, que está considerada como la potencialmente más apta para ser responsable de una futura pandemia.