Un nuevo rumbo
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Subidos en la ola de un debate de investidura a ratos previsible y a ratos delirante, la vida continua todos los días y cada día más al margen de este escenario y sus protagonistas. De hecho, todavía no ha habido muchas explicaciones serias sobre la divergencia creciente entre política y economía en España. Una, la política, con cerca de cuatro años de inestabilidad crónica y tres gobiernos, un récord que puede verse ampliado a cuatro si este jueves no se alcanza un acuerdo en el Congreso- y otra, la economía, con los mismos cuatro años de impulso y crecimiento. Bien es verdad que moderado desde 2018 por la incertidumbre internacional, europea sobre todo. Y aún así, tirando del crecimiento de la UE.
En Andalucía, el esfuerzo de las empresas ha sido proverbial en estos últimos años. Un número muy importante de empresas andaluzas de diversos sectores industriales y de servicios de valor añadido han salido o han mejorado sustancialmente sus salidas al mundo en un proceso admirable de internacionalización. Y otro, joven, nuevo y creciente, buscando un lugar en el escenario digital, más allá de su propia naturaleza tecnológica. Es decir, comprendiendo lo que significa la transformación en la que estamos inmersos a todos los niveles.
Lo mejor de todo esto es que el nuevo gobierno andaluz piensa en las empresas como protagonistas del desarrollo económico y reconoce el esfuerzo que hacen los empresarios. Y no desde la óptica ideológica tradicional, que es una de las causantes entre otras, de ese divorcio entre política y economía, sino desde el punto de vista práctico acerca de lo que representa hacer empresa y emprender para hacer empresa y crear empleo.
Esa preocupación es la que ha puesto en marcha el Plan de Mejora de la Regulación Económica de Andalucía, que ha registrado nada menos que 1.838 procedimientos administrativos vigentes (tanto autonómicos como estatales) para poner en marcha una empresa o dentro de su propio desarrollo. De tal maraña, innecesaria y fruto de un afán legislativo sencillamente antisocial, la idea es suprimir 218 de 872 revisados.
Esa es la vida cotidiana. La que, en su buena gestión, facilita la vida a las personas, a quienes hacen empresa, tienen un negocio, crean empleo y sustentan sobre sus hombros una parte muy importante de lo que es nuestro sistema de vida y bienestar. No es una cuestión ideológica, sino lógica.
El que un representante de la administración vaya a visitar una empresa para conocerla y ver sus necesidades y lo haga sin alharacas y como parte sustancial de su trabajo, de su servicio a la sociedad, es un cambio cultural (en el sentido antropológico) imprescindible. En Andalucía, y en Córdoba, naturalmente.
Antonio Repullo, delegado del Gobierno la Junta de Andalucía en Cordoba y Jorge Jiménez, dtor de la Agencia Andaluza de la Energía visitan la empresa Refractaris