Aquí comenzó la Generación del 98: la Fuente del Avellano en Granada / FOTOGRAFÍAS

Entre los pintorescos paisajes naturales de Granada, ocupa un lugar destacado el de la Fuente del Avellano que fue escenario del una célebre tertulia literaria liderada por Ángel Ganivet, precursor de la conocida como Generación del 98. Aquella tertulia se llamó Cofradía del Avellano y se creó en 1897. Este grupo de intelectuales, de alguna manera, se adelantó a su tiempo.

El camino que conduce a este lugar, comienza junto a la Cuesta de los Chinos, que separa la Alhambra del Generalife, justo a la vera del río Darro. Para llegar aquí, la vía más común es cruzar el Puente del Algibillo, al final del Paseo de Andrés Manjón, popularmente conocido como Paseo de los Tristes. También ha contribuido a su popularidad la inspiración que han encontrado aquí otros artistas e intelectuales, como es el caso del granadino José María Legaza, autor de la célebre copla escrita en 1951, El Agua del Avellano, que se convirtió en uno de las canciones más populares de Antonio Molina.

Uno de los lugares más hermosos del mundo

Las vistas panorámicas que se ofrecen del Albayzín y el Sacromonte, acompañan durante este trayecto. El Valle del Darro, acaso entre los lugares más hermosos del mundo, es un espacio donde la naturaleza se conjuga con las arquitecturas. Aquí el verdor de un carmen, más allá aparece el encalado de una cueva, al fondo un pinar, el poderoso el contorno de una muralla medieval o un frondoso bosque mediterráneo. Abajo el río, entre el que aparecen primorosas huertas. Y el sonido especial en un escenario para la historia y la leyenda. Acá las campanas de alguna iglesia, de repeten los ecos de los cantes de una zambra o el acentuado rumor del viento por entre las frondosas arboledas.

Otras fuentes famosas

El lugar es propicio para la poesía y la contemplación. Aunque la mayoría de los visitantes termina su paseo al llegar a la Fuente del Avellano, en realidad el camino avanza hasta otras fuentes conocidas como la Agrilla y la Salud. Antes de llegar a la famosa fuente que da nombre al paraje, el camino está jalonado de piedras con escritos de literatos relacionados con Granada, colocadas en 2003 y maltratadas por el vandalismo. A la derecha hay dos veredas que ascienden hasta las inmediaciones de la Silla del Moro.

Epigrafía

El espacio de la Fuente del Avellano fue acondicionado en 1940, de acuerdo con los planes de regeneración urbana propuesto por el Alcalde Gallego Burín. Allí aparece el pilar en piedra gris de Sierra Elvira, que data, según la epigrafía de 1827, y sobre él un azulejo que se colocó en el citado año de 1940. Empedrado granadino y bancos de piedra son el mobiliario urbano más destacado.

Esto señalan las epigrafías.

En la piedra gris del pilar está escrito lo siguiente:

“Reynando el Sr. Dn. Fernando septimo Q.D.G. siendo Capitán Gral. de esta Provincia el Exmo. Sr. Dn. José Ygnacio Albarez Campana y Corregidor de esta Cap. el Sr. Marques de Altamira, la Ciudad de Granada hizo esta Obra comisionando para ella a el veinte cuatro de su Ayuntamiento D. José Marin. Año de 1827”.

Sobre él aparece un azulejo, con los típicos rasgos del arte granadino, en el que se puede leer este texto:

“En recuerdo de Ángel Ganivet genial escritor granadino, fundador de la Cofradía del Avellano, que enalteció en su obra la belleza de este paraje”.

El origen de las fuentes

Llama la atención el escaso caudal de la fuente, que ofrece para el sediento otro bebedero más moderno y bien disimulado. Cuentan que esta merma es fruto de las distintas condiciones de las acequias que por encima del Camino del Avellano, han llevado el agua desde hace siglos hasta la Alhambra y a las que dedicamos un reportaje, cuyo enlace puede obtener al final de este artículo. Al parecer eran las filtraciones de estas acequias las que abastecían de aguas a las fuentes del Avellano, la Agrilla y la Salud. Actualmente solo de la primera hemos visto manar el agua.

Cofradía del Avellano

Es en torno a esta Fuente del Avellano donde se fraguó la Cofradía del mismo nombre. Corría el año de 1897 y Ganivet era un destacado diplomático que ejercía como Cónsul en el Ducado de Finlandia. Llegado el verano, decidió pasar sus vacaciones en la ciudad donde nació y en la que se fraguó la personalidad de este reconocido hombre de letras. Entre las actividades que desarrolló en Granada, estuvieron una serie de reuniones con un grupo de paisanos e intelectuales, en las que el autor de Granada la bella ejercía el liderazgo.

La cita era en el Café Colón, ubicado en Puerta Real. Desde allí se dirigían a Plaza Nueva, tomaban la Carrera del Darro y llegaban hasta el Paseo de los Tristes, donde solían descansar. Lo hacían unas veces en los bancos del propio paseo, otras en los pretiles del Puente del Algibillo. Y desde este enclave, tomaban el camino que les conducía a la famosa fuente, donde tenía lugar la reunión a modo de tertulia. Según el testimonio de uno de los que participó en aquellas reuniones, Nicolás María López, la Cofradía de Avellano nunca tuvo reglamento y su presidente nato fue Ángel Ganivet. En ella “se departía con serenidad y elevación, en estilo granadino, que sabe combinar la seriedad de los asuntos con el ingenio y la gracia”.

La cita era secundada por escritores, pero también por pintores. Se intitulaban con evocadores nombres como Antón el Sauce, que era como se llamó el citado Nicolás María. Fue fructífera esta reunión de granadinos en torno a uno de los más insignes escritores españoles y a una celebre fuente. A esta cofradía literaria prometemos dedicar otro artículo.

El Camino del Avellano comienza junto a la Cuesta de los Chinos:

Durante el recorrido hasta la Fuente del Avellano, se observan magníficas panorámicas de Granada:

Este es uno de los dos senderos que asciende hasta la Silla del Moro:

Una de las perspectivas de la Fuente del Avellano:

Azulejo que recuerda la presencia de Ganivet y su Cofradía del Avellano en este lugar:

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FOTOGRAFÍAS / Visitamos la acequia que lleva el agua hasta la Alhambra