Simbiosis de entusiasmo entre el público y el guitarrista Manolo Franco

El nombre de Manolo Franco está escrito con letras de honor en el panorama de la guitarra flamenca desde hace algunas décadas. En su actuación en el Festival de la Guitarra de Granada no defraudó y fruto de ello fueron las ovaciones que fue recibiendo durante su actuación en la Casa de los Pisa, donde el casticismo y la monumentalidad del espacio se han conjugado con las interpretaciones del laureado guitarrista. Como había previsto, comenzó su actuación en solitario interpretando unas mineras que nos llevaron al Levante, una cabal soleá y una bellísima farruca. Tal vez fue en este palo donde se mostraron algunas de las melodías más bellas.

Carmen Abenza y Rafael del Pino

Una suerte de segundo tiempo se planteó con la presencia de dos singulares palmeros, la cantaora Carmen Abenza, que además de la percusión mostró sus cualidades vocales en determinados pasajes, como sucedió con los tangos, y el bailaor Rafel del Pino, en un día en que no se ejercitó en la danza y sí lo hizo marcando el compás. El recital tomó una ruta muy del gusto del público, con unas alegrías, la ida y vuelta de la guajira, un fandango de Huelva y un final con las tradicionales bulerías, broche habitual en este tipo de programaciones

El espectáculo fue redondo y sobresalió el magisterio de Manolo Franco de una técnica asombrosa y una expresividad que fue captada desde el primer momento por el público, incluso el no habituado al flamenco y que se sentía atraído por la belleza de los temas, el atractivo ritmo o compás de los palos y la personalidad indiscutible del intérprete. Esa respuesta del público que volvió a completar el aforo, es la prueba más evidente del éxito del concierto.