Juramento de los nuevos capellanes reales

La Capilla Real, templo que custodia los restos de los Reyes Católicos, ha acogido en la mañana de hoy domingo, 1 de octubre, el juramento de los dos nuevos canónigos que pasan a integrar su Cabildo.

Los dos nuevos miembros de este órgano de gobierno en la Capilla Real son D. Francisco Javier Espigares Flores y D. Antonio Jesús Pérez Martínez, ambos sacerdotes diocesanos de Granada, designados por el arzobispo Mons. José María Gil Tamayo, para esta responsabilidad pastoral en este nuevo curso.

Los dos nuevos canónigos profesaron la fe y juraron sus nuevas responsabilidades con la mano en la Biblia, y ante el arzobispo y sacerdotes concelebrantes, así como el Pueblo de Dios que les acompañaba durante la Eucaristía, presidida por Mons. Gil Tamayo.

Previamente, el Capellán Mayor, D. Manuel Reyes, leyó el Decreto que señala el nombramiento de ambos como nuevos canónigos.

Francisco Javier Espigares, que fue Vicario General y es párroco en san Juan María Vianney, asume este curso también la tarea de Delegado Episcopal para actos públicos de naturaleza civil y relaciones institucionales.

Por su parte, D. Antonio Jesús Pérez, párroco en San Agustín, es Vicario Episcopal del clero tras haber pasado en años anteriores por la Delegación diocesana de catequesis y Rector en el Seminario Mayor.

En sus palabras durante la homilía, D. José María subrayó el gran significado que tiene la Capilla Real para la unidad de España y la evangelización de los pueblos. En este sentido, y por tratarse de un templo que, además, custodia los restos de los Reyes Católicos, Mons. Gil Tamayo recordó que “ser capellán real no es ponerse una corona. Es custodiar el significado, también religioso, del sentido de nuestra historia”. “Y es también una responsabilidad –la tiene- de pedir por nuestra nación y por nuestro país; pedir para que los valores que han dado lugar a la grandeza de nuestro pueblo se mantengan y que la fe se mantenga en los pueblos de España y en los pueblos hermanos de América y de Filipinas”, explicó el arzobispo.

Mons. Gil Tamayo subrayó la “afirmación de trascendencia” que tienen los sepulcros de los Reyes Católicos en la Capilla, donde “no guardamos unos restos sin más como un museo. “Estamos ante una significación que da sentido a la identidad de nuestra patria” y “de esa fundamentación en la unidad desde la diversidad y no desde el enfrentamiento, la anulación o disolución de lo distinto”, señaló.

Mons. Gil Tamayo encomendó a Dios, por intercesión de la Virgen María, la tarea de los nuevos canónigos, “para que sepáis cumplir esta misión y sepáis llevar esta entrega de esta Capilla, que no es un lugar cerrado, sino abierto, para que expanda el sentido de lo que somos, que es vivir lo que Dios manda y hacer lo que Él os pide”, concluyó.

Por otra parte, en la Eucaristía, entre otras intenciones, se ha rezado por el Sínodo de los obispos, cuyos trabajos comienzan esta semana y que congregará en Roma a obispos y expertos de todo el mundo, convocados por el Papa Francisco, para tratar el tema de la sinodalidad, es decir, del caminar juntos, en comunión, en la Iglesia universal.