CIENCIA

Científicos descubren que los primeros pobladores de Europa se alimentaban de tortugas e hipopótamos

Eran capaces de llegar pronto a los cadáveres de los animales y consumir sus partes más nutritivas antes de que lo hicieran carnívoros como los tigres dientes de sable o las hienas

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Juande Jerónimo

Granada - Publicado el - Actualizado

5 min lectura

Las investigaciones lideradas por la Universidad de Granada en el yacimiento prehistórico de Fuente Nueva 3 (Orce, Granada) han demostrado que los primeros pobladores de Europa ya explotaban recursos cárnicos para su alimentación. Hace aproximadamente 1,2 millones de años, la dieta de estas poblaciones incluía desde carne de hipopótamos hasta tortugas.

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Esta investigación se enmarca en el Proyecto Orce, dirigido por el profesor del departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada Juan Manuel Jiménez Arenas, y ha sido encabezada por el investigador de la Universidad Complutense de Madrid José Yravedra.

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Para alcanzar estas novedosas conclusiones, los investigadores han estudiado las marcas de corte encontradas en la superficie de los huesos y restos hallados en el yacimiento de Fuente Nueva 3. Uno de los elementos más originales que aporta este trabajo es la demostración de que los pobladores eran capaces de llegar pronto a los cadáveres de los animales y consumir sus partes más nutritivas antes de que lo hiciera la competencia, en este caso los carnívoros. Esto quiere decir que o bien llegaban a los recursos antes que otros animales o directamente competían contra ellos o los ahuyentaban para hacerse con el alimento, lo que supondría enfrentarse a tigres dientes de sable, hienas gigantes y perros salvajes parecidos a los licaones actuales.

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El trabajo tafonómico ha resultado elemental en la investigación. Se trata de un análisis que permite interpretar cómo se forman los conjuntos fósiles y comprender qué agentes intervinieron en la acumulación. El investigador José Yravedra explica que, si hay estrías de descarnación infligidas con filos cortantes de piedra sobre un tipo de carne, “sabemos que los humanos fueron activos sobre ese animal”. “La metodología es muy compleja pero se basa en la observación de todas y cada una de las alteraciones que presentan los huesos y en la comparación con especies actuales que, por razones obvias, conocemos mejor, y también con otros yacimientos”, detalla Yravedra.

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¿Cómo conseguían la carne?

Una de las grandes cuestiones que plantean los investigadores tiene que ver con la metodología a través de la cual estos pobladores conseguían la carne. Jiménez Arenas plantea que “si carroñaban, como parece ser la tónica general, ¿los recursos animales se cazaban o se recolectaban? Nosotros creemos que el carroñeo es una forma de recolección”.

Solo la continuidad en la investigación permitirá seguir despejando incógnitas, porque las estrategias de obtención de los recursos están relacionadas con las capacidades cognitivas de los antepasados. “No es lo mismo cazar que ser un carroñero pasivo que se conforma con los despojos dejados por otros consumidores”, puntualiza, Yravedra, el investigador principal de este trabajo.

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A futuro, el Proyecto Orce también tiene la intención de implementar un programa de investigación basado en la inteligencia artificial que permita conocer con mayor detalle las especies que mordieron los huesos presentes en Fuente Nueva 3, además de ver la relación que hay entre la industria lítica tallada y las marcas de corte.

Hace 1,4 millones de años Orce se convirtió en una zona de atracción para la elaboración y la utilización de herramientas de piedra en Europa

Situado en el sector nororiental de la cuenca de Guadix-Baza, en las faldas de la Sierra de la Umbría (Granada), el yacimiento de Barranco León (Orce), de 1,4 millones de años, es conocido por su excepcional y rica colección arqueológica, que en la actualidad cuenta con unos 2.500 objetos elaborados con piedra caliza y con sílex de la zona. El yacimiento también ha proporcionado un abundante registro paleontológico que incluye herbívoros y carnívoros, numerosos restos de microvertebrados e, incluso, una muela de hominino que es actualmente el fósil humano más antiguo de Europa occidental. En este contexto, la presencia de artefactos líticos y restos de fauna tanto no alterados como erosionados había desconcertado al personal investigador durante décadas.

Ahora, tras muchos años de meticulosas campañas de excavación, de exhaustivos análisis líticos y de concienzudos estudios geológicos, se ha sabido que, después de una época de intensas lluvias, Barranco León se convirtió en un pedrero: una verdadera cantera que fue aprovechada por las primeras poblaciones del continente europeo. Esta investigación, liderada por Stefania Titton, que acaba de completar su doctorado en Cuaternario y Prehistoria en la Universidad Rovira i Virgili (URV) y en el Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES-CERCA), y está financiada por una beca de formación post máster de la Provincia Autónoma de Bolzano (Italia) propone un comportamiento inédito de nuestros antepasados más remotos. Los resultados, altamente significativos, acaban de ser publicados en la revista Archaeological and Anthropological Sciences.

Esta investigación se enmarca en el Proyecto Orce dirigido por Juan Manuel Jiménez Arenas, profesor titular del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada, y del que forman parte Deborah Barsky, investigadora del IPHES-CERCA y profesora asociada de la URV, y Hugues-Alexandre Blain, investigador del IPHES-CERCA.

Una caja de sorpresas

Con las investigaciones realizadas a lo largo del tiempo se ha llegado actualmente a la conclusión de que, en Barranco León, en un primer momento, había una fuente de agua dulce proveniente del subsuelo que atraería a la abundante fauna que habitó este rincón de la provincia de Granada hace 1.4 millones de años. Fue entonces cuando un hecho catastrófico se convirtió en una oportunidad: las lluvias torrenciales que sufrieron los primeros habitantes de Orce acumularon las piedras y huesos que el agua encontró en su camino; entre las primeras, numerosos guijarros de caliza y algunos fragmentos de sílex que se habían formado durante millones de años en la Sierra de la Umbría. Todo esto formó un pavimento parecido a lo que observamos hoy en día a los cauces de muchos ríos.

Cuando llegó la calma y las aguas retrocedieron, Barranco León se había convertido en una cantera que fue aprovechada y explotada por los humanos. Este emplazamiento, inicialmente formado con materiales erosionados y provenientes de otros lugares, se convirtió en un taller donde elaboraron múltiples herramientas que se utilizaron para procesar vegetales y animales fundamentalmente para la subsistencia de nuestros antepasados.

La presencia de fuentes de agua dulce provenientes del subsuelo en el mismo entorno de la cantera convirtió Barranco León en un abrevadero donde los herbívoros mitigaban su sed, pero donde también caerían presa de sus predadores, ya que los homininos con las herramientas recién elaboradas, los consumirían.

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