RELIGIÓN

Los profesores de Religión de la diócesis de Guadix clausuraron el curso académico con una Misa

La Misa de acción de gracias se realizó en la Catedral, reforzando la unidad y el propósito de aquellos que dedican sus vidas a la educación.

profesores de Religión Guadix

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Con una Eucaristía de acción de gracias, la diócesis de Guadix ha clausurado el curso académico este domingo 23 de junio, tanto de los profesores de Religión de la enseñanza pública y como de la enseñanza concertada. Acompañados por la delegada diocesana de Enseñanza, Ana Caba, los profesores comenzaron el encuentro con un desayuno compartido de experiencias y reflexiones. Tras el desayuno, los asistentes pasaron al salón, donde la delegada diocesana agradeció el trabajo y la entrega generosa que día a día se lleva a cabo para ayudar a nuestros alumnos en el conocimiento de Dios, de Jesucristo y de su Evangelio.

El vicario general, José Francisco Serrano, dirigió unas palabras de acogida, dando comienzo a la conferencia “Laicos, corresponsabilidad y vida pública”, a cargo de Maika Fornieles, que reflexionó sobre la misión del laico en la sociedad actual y el papel crucial de los laicos en el ámbito público, destacando que, aunque el futuro pueda parecer incierto, la Palabra de Dios ilumina y fortalece a quienes se comprometen con esta misión. También añadió testimonios y anécdotas sobre cómo la enseñanza del Evangelio puede influir en entornos políticos, científicos e intelectuales.

La jornada concluyó con la Eucaristía en la Catedral de Guadix, presidida por el vicario general, donde los profesores se unieron en oración y agradecimiento, reafirmando su compromiso con la enseñanza del Evangelio y el desarrollo espiritual de sus alumnos. La ceremonia, cargada de simbolismo y espiritualidad, fue el cierre perfecto para un curso lleno de desafíos y logros compartidos.

José Francisco Serrano, en la homilía, destacó la grandeza de Dios en su labor educativa, recordando la fascinación y amor del Creador. Este amor transformador de Cristo, quien murió y resucitó por nosotros, es el fundamento sobre el cual los educadores están llamados a vivir y enseñar, siendo ejemplos vivos de la nueva vida en Cristo. Los desafíos presentes en la educación de los jóvenes fueron otro punto central. Nos animó a ser luz y testimonio del amor y la verdad de Dios, formando corazones y mentes capaces de reconocer la mano de Dios en sus vidas. Este compromiso con la formación integral de los estudiantes es visto como una labor fundamental para el futuro de la sociedad.

Este encuentro anual de profesores de Religión no solo marca el fin de un ciclo académico, sino que, también, refuerza la unidad y el propósito de aquellos que dedican sus vidas a la educación.