BUENAS TARDES COPE

"El edén de Doñana"

por Pedro Rodríguez

Pedro Rodriguez

Pedro Rodríguez González

Publicado el - Actualizado

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El Parque Nacional de Doñana, cumplió, ayer, 50 años de vida, y los celebró con un reconocimiento a 50 defensores de un paraíso común. Decisivo para la conservación de la naturaleza europea. Un oasis de la biodiversidad a escala planetaria.

Si Doñana constituye  un Patrimonio de la Humanidad y, especialmente, de todos los onubenses y andaluces, es gracias a las 50 personas que recibieron el homenaje del gobierno andaluz.

                      

¡Felicidades!, a ti, Carmen Crespo, Consejera de Agricultura y Medio Ambiente de la Junta de Andalucia, y a todo tu “equipazo”.

En nombre de los premiados, intervino el científico andaluz, y, en bellas palabras, sugirió: “la necesidad de una nueva alianza entre la sociedad y el sentido común. Entre ciencia y conciencia...”

El citado científico llegaba a emocionarse al proclamar: “Doñana es como Andalucia: un árbol de esperanza que hunde sus raíces en el pasado para conducirnos, entre mares, a nuestro futuro...”

Doñana cumple 50 años como Parque nacional. Anteriormente era conocido como el “Coto de Doñana” (Ana, la esposa del propietario del coto).

¿Quién me iba a decir que habiendo siendo testigo de la conversión, como corresponsal de TVE en Huelva, sería invitado al 50 aniversario de lo que, hoy, es un paraíso natural...?

Un Edén plagado de aves. Un tesoro de los choqueros, compartido con toda la Humanidad.

Tesoro de los choqueros

Podría contaros innumerables vivencias de mis diferentes visitas a Doñana, pero en 40 líneas es imposible.

Recuerdo cuando compartí carretes de fotos con el Rey, Juan Carlos I, todavía  Príncipe, haciendo fotos al árbol donde anidan millones de pájaros.

También se me viene a la memoria la fenomenal bronca entre un ministro franquista y el Conservador del Parque, José Antonio Valverde, mientras recorríamos el Parque en un Todoterreno.

En el año 77, acompañe a un grupo de diputados socialistas en un viaje por la orilla del mar, hasta llegar a Doñana. Aquí, en la cima de una gran duna movil, me tomé una exquisita tortilla de patatas junto a Alfonso Guerra, quien me cautivó por su personalidad y su sentido de Estado.

Pero Doñana, como cualquier desafío de esta magnitud. tiene luces y sombras. Sus dificultades para desarrollarse como espacio natural.

De ahí que, siempre le ha acompañado la tensión entre lo cercano y, a la vez, lejano. Entre la conservación de la naturaleza y el desarrollo económico del territorio (carretera, cultivos, caza, fuego...). Además de las amenazas de perdida de la biodiversidad por la escasez y la calidad del agua que recibe, así como la presencia de especies invasoras...

A pesar de todo, y gracias, entre otros, a la generosidad de los que anoche subieron a las tablas del Teatro de Almonte “Salvador Távora”, hoy podemos celebrar con emoción y orgullo el 50 aniversario del Parque Nacional de Doñana. ¡FELICIDADES!

“BUENAS TARDES”