La España rural ya no aguanta mas

La situación se está volviendo insostenible y corremos un riesgo cierto de desabastecimiento de productos de primera necesidad en nuestra nación

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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El pasado domingo, veíamos como cientos de miles de personas, alrededor de cuatrocientos mil, integrantes de los diversos colectivos que forman la España rural, agricultores, ganaderos, madereros, pescadores, los sectores de la caza o el toro… se manifestaban en Madrid, alzando su voz, ante la gravedad de la situación que están padeciendo, por no poder soportar la elevación de los costes de producción, sobre todo la factura eléctrica y la del gasoil, que les lleva casi a trabajar perdiendo dinero.

Lo hicieron de forma pacífica, sin provocar ningún tipo de altercado, ni enfrentamientos con la policía, sin incendiar contenedores ni destrozar el mobiliario urbano. Eran gente seria y de orden, preocupados por sus trabajos y poder mantener a sus familias.

Demandaban ayudas a ese sector primario, que sigue siendo el más importante, el que lleva los alimentos a los supermercados y plazas, que luego los consumidores llevamos a nuestras mesas.

A pesar de que llevan meses denunciando esta situación, poca o ninguna atención han recibido hasta ahora del gobierno, que no atiende ninguna de sus reivindicaciones.

Al mismo tiempo, y casi por los mismos motivos, desde hace ya más de diez días, los transportistas están secundando un paro en toda España, denunciando la situación que padecen, al no poder asumir en su caso, principalmente, los costes del gasoil.

Sus reclamaciones parecen justas, y al menos merecen ser escuchados por el gobierno y establecer con ellos una negociación. Reclaman una reducción en los altísimos impuestos que gravan el gasoil y ayudas al sector, pero el ministerio de transporte, no sólo no los escucha, sino que los insulta, descalifica y se niega a reunirse con ellos.

Con este panorama, la situación se está volviendo insostenible, y corremos un riesgo cierto de desabastecimiento de productos de primera necesidad, en nuestra nación, al fallar estos dos pilares básicos de nuestra economía: el sector primario, que genera los alimentos y productos que consumimos, y los transportistas, que tienen que hacer que lleguen a toda la cadena de distribución.

Frente a otras ocasiones, en que protestaban y se manifestaban colectivos de otra índole, mucho más radicales, sobre temas además muy marginales, que contaban con todo el apoyo gubernamental, siempre presto a atender sus reivindicaciones y a cambiar incluso la legislación, no se entiende, salvo que se esté actuando movido por una perniciosa ceguera ideológica, que el gobierno esté ahora de espaldas a la realidad, que haya perdido el pulso de la calle, y que no vea venir la gravedad de una situación, que afecta a la generalidad de los españoles, en las cuestiones más sensibles, como son las cosas de comer.

Con la flota amarrada a puerto, las lonjas cerradas, los productos del campo echándose a perder, la leche tirándose por los sumideros, grandes empresas anunciando el cese de su actividad, por falta de productos, y cada vez más sectores sumándose al paro… la situación no puede prolongarse mucho más. O el gobierno se traga su orgullo y su soberbia, reacciona de una vez y atiende las justas y legítimas demandas de estos sectores, rebajando impuestos y concediendo ayudas, o será el propio gobierno el que acabe arrojado por el sumidero y desalojado del poder.