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Un día después del de la Pascua de Resurrección, miramos a los de la Pasión y Muerte de Jesús, representada en las imágenes de los Cristos y las Vírgenes que han salido en procesión.
A pesar del mal tiempo, que impidió la salida de algunas cofradías, la Semana Santa ha resultado otra vez, en Huelva, el acontecimiento religioso, social y cultural más importante del año.
Participan miles de hermanos, debajo de sus túnicas y capirotes, en un auténtico acto de penitencia. Bandas de músicas...
Pero, ¿qué sería de las Hermandades sin sus costaleros...?. Son imprescindibles. El esplendor de la Semana Santa onubense, en los últimos años, está estrechamente relacionado con quienes, de forma callada, llevan los pasos sobre sus hombros.
“¡Menos paso quiero!” -manda el capataz- “¡Alfonso, un poquito a la derecha, hijo...!. “¡Qué no se pare nadie!”. ¡”Vamos con ella, hermanos míos!”.
Los costaleros son los cofrades invisibles, que rezan debajo de los pasos, agarrados a las trabajeras, sin escuchar una queja.
“CON SU CUERPO TATUADO”
En la mañana del Viernes Santo, fui testigo del relevo de una de las cuadrillas del paso del Nazareno. Unos y otros se saludaban con el cariño y la amistad de quienes llevan en la sangre la misma vocación.
Uno de los costaleros tenía un tatuaje del mismo Jesús del Nazareno, que iba a llevar sobre sus hombros. Me impresionó la perfección del dibujo que le cubría parte del brazo (imagen ilustrativa).
A la hora de interpretar el por qué las personas se tatúan no se puede generalizar, pero, los tipos de tatuaje dicen mucho de la personalidad de quien lo lleva.
Unos lo harán por vanidad y otros para competir. En el caso del costalero (no se lo he peguntado) debe ser en homenaje a su Cristo, Jesús el Nazareno, la imagen que quiere llevarla, en su cuerpo tatuado, por todos los sitios y toda su vida. ¡BUENOS DÍAS!