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El día de ayer fue de infierno en la costa de Huelva. Lluvias torrenciales inundaron pueblos y playas.
Afectó especialmente a Lepe, la Antilla e Isla Antilla, La Redondela, Isla Cristina y Ayamonte, con sus playas.
Las imágenes colgadas en las redes sociales nos acercaron a la tragedia. El video de la cooperativa de fresa salió en los telediarios nacionales, como el mejor documento gráfico del desastre.
En él se escuchaba a una mujer desesperada, gritando: ¡Dios mío!. ¡Ay!, ¡Son nuestros coches, se los lleva el agua…!
Además de los coches, el agua entraba a chorros e inundaba viviendas, comercios, colegios, supermercados…
El temporal afectaba también a Aljaraque, Gibraleón, Paymogo… quedándose en las puertas de Huelva, capital.
Huelva estaba en alerta naranja, por riesgo de lluvia fuerte, debido a la gota fría o DANA (depresión atmosférica de niveles alto).
Pero a pesar de ello, nadie esperaba una tormenta tan fuerte y, menos aún, concentrada en sólo dos horas (60 litros/hora)
Los expertos meteorológicos habían pronosticado agua para inaugurar el otoño pero nunca creímos que entre el primer atardecer (imagen) y la primera tormenta iba a transcurrir tan poco tiempo.
No obstante, recuerdo que cuando, el miércoles, hacíamos fotos del atardecer en la playa de Punta Umbria, Carmen me alertó de que las nubes oscuras que cruzaban los rayos del sol, eran de lluvia nocturna.
Acertó. Pero, la noche fue más fiel que oscura. Porque cumplió fielmente con el pronóstico, pero no fue oscura.
La noche en el mar fue una sinfonía de sonido, luz y color creada por los truenos y rayos que iluminaron el inmenso mar.
Al terminar de escribir el BD, miro por la ventana y veo el cielo cubierto de muchas nubes grises, no tan negras como las de ayer.
A pesar de lo que veo, ha pasado el riesgo de la DANA que tanto daño ha hecho, y que hoy lo están padeciendo todos los afectados por las inundaciones en la costa de Huelva.
Algunos lingüistas creen que la forma más primitiva de expresión oral fue algo parecido a una metáfora.
Era la única forma que encontraron nuestros ancestros para definir fenómenos naturales, ya que no sabían que producía los truenos o los terremotos o erupciones, como la de Palma.
Hoy, en las tribus más primitivas se siguen utilizando las metáforas para entender ciertas cosas.
Y si estaban allí las metáforas durante miles de años, ¿por qué no terminar con una metáfora?
Científicamente, los ríos (qué van a parar al mar) son las canalizaciones naturales del agua procedente de las nubes, metafóricamente son “las lagrimas del cielo”.
Ayer, en la costa de Huelva, cayeron “las lagrimas del infierno”. ¡BUENOS DÍAS!