Fabio
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Según las cifras del Covid-19, España sufrió, ayer, el mayor número de muertes en 24 horas, pero, a la misma vez, registró más altas que ingresos de enfermos en los hospitales, con menor necesidad de camas en UCI.
Para los expertos, estas cifras, siendo muy duras, señalan una tendencia a la baja que “nos permiten abrigar esperanzas de que, en los próximos días, se habrá llegado al “pico” de la curva y entraríamos en la fase de estabilización de la epidemia”.
Estamos, pues, a punto de coronar la “cima del coronavirus”. A partir de aquí comenzaremos a bajar la montaña y, entonces, nos daremos cuenta de todo lo sufrido en la subida.
Porque los nueve mil muertos no son datos estadísticos, sino seres humanos: abuelos, padres, hijos, pareja, amigos...
Cuando termine esta pesadilla será el momento de aplaudir y rendir un homenaje nacional a quienes han dejado su vida en esta guerra virulenta, siendo conscientes de que el honor de la familia y de los pueblos pertenece a sus muertos.
Cuando esto termine, tampoco olvidaremos al personal sanitario de médicos y enfermeras, con quince mil bajas de infestados en el combate, intentando salvar nuestras vidas.
Cuando, de verdad, vayamos descendiendo la montaña de la muerte escucharemos las voces de los mártires de esta guerra.
Como la de aquellos que, sabiendo la escasez de respiradores en las UCI, le pedían a los médicos que le dieran preferencia a los enfermos con mayor esperanza de vida, sabiendo que con su renuncia podían abandonar la vida y abrazar la muerte.
Es cada día más evidente que el combate contra el coronavirus está cambiado nuestras vidas, nuestra jerarquía de valores. Alguien ha escrito que las guerras sacan lo peor y lo mejor del ser humano.
Por eso, ayer, sacamos lo mejor, nuestra solidaridad, y volvimos a salir a aplaudir a los héroes sanitarios.
Había más gente que otros días. Y se les aplaudía con más intensidad. ¡Si vieras el cariño con el que nos saludábamos desde un balcón a otro, los vecinos de la calle en silencio.
En una de las terrazas de enfrente nos sorprendió un niño de sólo diez años, llamado Fabio, con una magnifica interpretación en su saxofón del himno vital frente al coronavirus: :“REISITIRÉ 2020”.
Fabio era uno de los símbolos de la España del arte en sus balcones. El arte que da color a la vida. Y España está llena de colores.
A este virus le vamos a ganar. A pesar de que haya días en los que se cierren todas las salidas y la noche no te deje en paz.
Al terminar de escribir leo la noticia de que los muertos superan ya los diez mil, sumándole el récord de los números de ayer.
Pues a pesar de ello, al coronavirus le vamos a vencer con nuestros sufrimientos, alegrías y esperanzas. Podemos hacerlo. Somos una nación capaz de milagros. ¡Ánimos!. “BUENAS TARDES”,