"Orgullo de Huelva"

por Pedro Rodríguez

Rodri

Pedro Rodríguez González

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Carolina Marín es la mejor. A pesar de que el domingo perdiera el épico partido de la final del Máster de Bádminton de Tailandia, contra la taiwanesa Tai Ying,

Me siento orgulloso de ella, como sus compañeras de clase que a los ocho años le llamaban “La Estrella” por destacar en todos los deportes.

Las amigas del colegio no se equivocaron con el apodo, porque “La Estrella” luce un palmares único en una deportista española.

Carolina ha conquistado tres mundiales, cuatro campeonatos europeos y la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Río Janeiro (2016).

Asimismo, es medalla de Andalucia, medalla de Huelva y Premio Nacional a la mejor deportista española 2004.

En España, antes de Carolina, el Badminton era un deporte minoritario y el gran mérito del ella ha sido llevar el nombre de España a las más altas cumbres deportivas internacionales.

Todavía recuerdo, no se me puede olvidar, el día que el presentador de un programa de radio, de gran audiencia nacional, analizó la carrera triunfal de Carolina y terminó preguntándose con ironia: ¿Puede nacer en Huelva una campeona así?.

¡VEN Y VERÁS!

La incredulidad me indignó y al día siguiente le contesté en el BD. ¡Cómo se puede subestimar a Huelva, la ciudad más antigua de occidente, la capital de la cuna de América, un paraíso provincial (costa, condado, andévalo, mina y sierra) y un premio Nobel de Literatura, Juan Ramón nació en Moguer...!

Pero algo similar, a la hora de subestimar un lugar, ya ocurrió hace 2000 años con Nazaret: un pueblo judío de escasa relevancia en la región de Galilea.

En este escenario modesto, alejado de los centros de poder, donde habitualmente no ocurría nada relevante, emplaza el evangelista Juan la invitación que hace Felipe a Natanael para conocer a Jesús.

Con la misma incredulidad del comentarista de la radio, al peguntarse: “¿En Huelva puede nacer una campeona de este tipo...?”. Natanael se pregunta, en voz alta: ¿Acaso de Nazaret puede salir algo bueno?.

Los dos cruzaron una mirada fugaz, mientras Felipe le dice a Natanael: “¡Ven y veras!”, y éste descubrió realmente que de Nazaret había salido Jesús, la luz recién nacida.

Carolina nació en el barrio de Santa Marta (Huelva). Con catorce años, los padres le autorizaron a trasladarse a Madrid a vivir en el “Joaquin Blume”, Centro de Alto Rendimiento de deportistas. La decisión no fue fácil, ni mucho menos, por su temprana edad y ser hija única.

Carolina Marín, estaba llamada a ser la luz del bádminton onubense e iluminar los confines de la tierra, para orgullo de Huelva. ¡BUENOS DÍAS!