"Permiso para equivocarse"

por Pedro Rodríguez

Rodri

Pedro Rodríguez González

Publicado el - Actualizado

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Cuando mis hijos eran adolescentes (años 80) me eligieron para coordinar las escuelas de padres de sus tres colegios.

Cada quince días alguien nos daba una charla sobre la educación en valores, incidiendo en la libertad como valor referente.

A pesar de los años recuerdo, como si fuera ayer, a uno de los conferenciantes que nos habló sobre el “permiso para equivocarse”.

“ No nos permitimos un solo fallo -decía-. Por algún motivo, a mi generación nos educaron para ser perfectos y en ese ansia hemos naufragado en ocasiones a lo largo de la vida.

Nos ocurre lo mismo a la hora de mostrar los sentimientos, de alegría o de tristeza, por considerar que son un síntoma de debilidad”.

¡Qué razón llevaba!. Es ahora en la madurez cuando ves más claro que para disfrutar de la vida es fundamental tener permiso para equivocarse, aceptar que somos humanos y, lo más difícil, perdonarnos.

“NO NOS HACE FELIZ”

Cuestión que no es antagonista con la excelencia y el deseo de mejorar cada día profesional y humanamente.

Pero tenemos un problema. No sé si tú lo tienes: muchas veces somos más intolerantes con nosotros que con los demás.

Cuando actuamos así, no somos conscientes de que si fuéramos capaces de absolvernos a nosotros mismos, cuando cometemos errores, podríamos disfrutar más de la vida, de sus pequeñas cosas, de aquellas que no cuestan dinero y, en cambio, nos aportan felicidad.

Cuando, ahora, veo a mis hijos educar a los suyos y concederles permiso -con excepciones- para equivocarse, me acuerdo de aquellas Escuelas de Padres de los años 80.

La educación es una tarea apasionante, un oficio en toda regla, que nunca acabamos de aprender del todo.

Aceptémos como somos. Dediquemos atención a querernos y aaprobarnos como seres humanos, con nuestras equivocaciones y aciertos.

Es lo mejor que podemos hacer, antes de enredarnos en el objetivo tramposo de la perfección que ni llega, ni nos hace feliz. ¡BUENOS DÍAS!