La Procesión de Reina por Almonte

Y no será la procesión de éste próximo domingo, una procesión más; es ésta una de las más esperadas y soñadas, no sólo por su pueblo, sino por todos los rocieros

ctv-vuj-captura-de-pantalla-2022-02-10-124104

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Quedan ya escasamente un par de días, para que volvamos a ver a la Virgen del Rocío, en gloriosa procesión por las calles de su pueblo. Qué larga se ha hecho la espera; cuántas personas, rocieros de todo el mundo, aguardan anhelantes ese momento. Y es que, desde que la Virgen saliera de su Santuario, vestida de Pastora, el día 19 de agosto de 2019, para emprender su camino hacia Almonte, donde llegaría al día siguiente, no hemos vuelto vivir una procesión de la Virgen del Rocío. Han pasado pues, casi tres años, sin poder disfrutar de la Virgen en procesión.

De todas las Imágenes de nuestras devociones, de todas las manifestaciones de la piedad popular en nuestra tierra, quizás sea la Virgen del Rocío, la que más tiempo vaya a tardar en salir en procesión, tras los años de pandemia. Otras Imágenes, del Señor o de la Virgen, de gloria o penitencia, ya las hemos podido ver y disfrutar por las calles, en Semana Santa, en sus Romerías, en extraordinarias, etc… desde que, hace ya varios meses, se levantaron todas las prohibiciones al culto público. Pero la Virgen del Rocío, ha querido hacerse esperar un poco más… Ella sabrá sus cuentas.

Y no será la procesión de éste próximo domingo, una procesión más; es ésta una de las más esperadas y soñadas, no sólo por su pueblo, sino por todos los rocieros, pues es cuando la veremos en singular procesión vestida de Reina, por las calles de Almonte, bellísimamente adornadas para la ocasión. Algo que sólo ocurre cada siete años (aunque ahora hemos esperado nueve años desde la última vez).

Una procesión que ha venido precedida de unos preciosos meses de espera, en los que Almonte se ha volcado con los preparativos, en honor de su Patrona y para despedirla como ella se merece. No hay más que darse un paseo por las calles de nuestro pueblo, para admirar lo que aquí se ha hecho. Almonte es un cielo de flores blancas y de arcos triunfales sin igual. Y lo han hecho los vecinos, a su costa, con todo su esfuerzo y sacrificio, pero con toda la ilusión del mundo, porque lo hacían por la Virgen.

Doy gracias a Dios, por haber podido presenciar y disfrutar en estos días previos, del trabajo de esas mujeres, que llevan en sus manos primorosas, el saber de muchos años, y junto a ellas, muchos hombres, jóvenes y niños, preparando esas flores, subidos a un andamio poniendo un arco, o instalando las luces que iluminaran a la Virgen. Esos ratos de convivencia entre vecinas, sentadas a las puertas de sus casas, esas largas tardes y noches compartiendo recuerdos, vivencias y tradiciones, son un tesoro que guarda nuestro pueblo, y que quiera Dios nunca se pierda. Me siento afortunado y privilegiado, por haber podido vivir y ser parte, aunque muy pequeña, de todo esos que una vez más hemos vivido.

Ya sólo queda esperar, muy pocas horas, para disfrutar de la Virgen por las calles de Almonte, vestida con sus galas de Reina, con su terno más señero, el de las Hermandades (o de los apóstoles) y en su nuevo paso; Si Dios quiere, la esperaré en la puerta de mi casa, junto a mi familia, con mi mujer y mis hijas, con mis padres, hermanos, tías y primos, y no habrá palabras, sólo tendremos lágrimas para darle gracias por estar todos juntos para recibirla.

Muchos amigos vendrán a casa, y los recibiremos con los brazos abiertos, llenos de alegría, agradecidos de que estén con nosotros en ese día grande, y después iré tras sus pasos, para acompañarla por las calles de nuestro pueblo. En la casa de un amigo, tomaremos un vasito de agua, en la de otro un refresco, y nos abrazaremos, lloraremos y reiremos juntos, por la alegría de estar con nuestra Patrona, en su procesión por las calles de Almonte.

Y así hasta que regrese, triunfante, a su templo parroquial, poniendo fin a ese sueño, que estábamos esperando. Que para todos, almonteños, rocieros, devotos venidos de tantos lugares, sea un día de gozo pleno, en que la Virgen derrame su Gracia sobre todos sus hijos, y encontremos en Ella, Esperanza, consuelo y la causa de nuestra alegría.