Quo vadis, aldea del Rocío?

El Rocío se está convirtiendo lamentablemente en un lugar para dar rienda suelta al desenfreno y al descontrol de los muchos jóvenes que allí llegan, para pasar un fin de semana

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Llevamos ya varios meses recibiendo señales de alarma, de lo que está ocurriendo en la aldea del Rocío, sobre todo desde el pasado verano; pero lo peor es que la situación va empeorando, como se ha podido comprobar en los últimos fines de semana, y especialmente en los puentes del Pilar y de tosantos. El Rocío se está convirtiendo lamentablemente en un lugar para dar rienda suelta al desenfreno y al descontrol de los muchos jóvenes que allí llegan, para pasar un fin de semana de locura, por cuatro perras gordas que les cuesta el plan.

Hace un par de semanas, Nacho Molina se hacía eco en la COPE de este grave problema, entrevistando a un agente de la policía municipal de Almonte, que ponía el dedo en la llaga, sobre lo que está pasando. Y es que la situación ha llegado a un punto, que ya no podemos mirar más para otro lado, o esperar que el problema se resuelva sólo, pues podemos encontrarnos con que la situación acabe degenerando hasta lo inasumible o, lo que es peor, que esa situación se consolide hasta hacerse irreversible.

Por eso, desde esta tribuna quiero alertar a todos los sectores y entidades responsables, sobre la necesidad de actuar pronto, para mantener la esencia de lo que siempre ha sido y debe seguir siendo la aldea del Rocío: la casa de la Virgen. No hagamos oídos sordos a este toque de arrebato, sintámonos todos concernidos y responsables de lo que está ocurriendo, y pongamos de nuestra parte lo que sea necesario para revertir dicha situación.

Es cierto que aquí ha de asumir un papel esencial el ayuntamiento de Almonte, como garante y primer responsable de la seguridad, el orden público y la pacífica convivencia en el Rocío. Tendrá que poner las medidas necesarias para acabar con ese descontrol, desde cambiar las ordenanzas municipales, para prohibir taxativamente tales conductas y sobre todo, elevando la cantidad de las multas con las que se sancionaría a quien incumpliera, para desincentivar a los infractores, so pena de que les doliera de verdad el bolsillo, hasta poner los efectivos policiales necesarios para hacer cumplir la ley, y si el ayuntamiento no dispone de tales recursos, tendrá que pedirlos a quien corresponda, a las administraciones competentes, que habrán de atender esa demanda y enviar al Rocío los agentes de las fuerzas de seguridad del estado que sean necesarios (policías, guardia civil, etc).

Pero luchar contra eso es también responsabilidad de todos, cada uno en la medida de sus posibilidades; de la propia Hermandad Matriz y de las Hermandades del Rocío, de los vecinos de la aldea y de todos los almonteños, que debemos ser los primeros interesados en acabar con este problema y garantizar que el Rocío vuelva a ser lo que siempre ha sido, y por ello debemos denunciar y alzar la voz contra esta situación. Y también aquí han de implicarse otras muchas personas procedentes de otros lugares, que tienen casas en la aldea, que las frecuentan con asiduidad, que son amigos y convecinos y que han de ayudarnos en este cometido. Así, entre otras cosas, debemos tener cuidado y hacernos responsables, de a quien y en qué condiciones dejamos o alquilamos nuestras casas en la aldea.

Cierto es también que la prolongada ausencia de la Virgen de su Santuario, por causa de la pandemia, pues Ella es La que allí daba sentido a todo, no está ayudando en este asunto; porque es verdad que en el Rocío, todo giraba en torno a la Virgen, a sus cultos, a los actos que se organizaban en su honor, a las peregrinaciones de las hermandades, etc… que de alguna forma, configuraban y determinaban lo que era la aldea del Rocío.

Pero por otro lado, también conviene recordar, que este fenómeno, aunque quizás con menos intensidad, ya se venía dando desde hace algunos años, acentuado en algunos momentos del año, sobre todo en las fiestas de año nuevo. En cualquier caso, la situación ha empeorado notablemente en los últimos meses y hemos llegado a un punto, en que no podeos dejar de actuar, y poner las medidas necesarias para revertir esta situación. Porque ya, no es sólo en el interior de las casas, sino en las mismas calles de la aldea, en la vía pública, donde se están produciendo esos desmanes, que además de romper la natural paz y la tranquilidad de la aldea, atentan contra su propia identidad, en tanto que es la tierra donde Santa María del Rocío tiene su casa, su santuario.

Tengamos en cuenta además, que se aproximan fechas que pueden resultar muy comprometidas, como el puente de la Inmaculada o las celebraciones de Navidad y fin de año, ante las que debemos estar prevenidos para que no se repita esta situación, o pudiera ocurrir algo peor.

Unamos nuestras fuerzas, para que con el esfuerzo de todos, personas particulares, instituciones y sectores concernidos, el Rocío vuelva a ser ese espacio sagrado, remanso de paz y tranquilidad, de encuentro y disfrute con la naturaleza, en el corazón mismo de Doñana, y sobre todo, el lugar donde habita la Reina de las marismas, María Santísima del Rocío.