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España está en descenso de casi todas la cifras de la pandemia. En algunas autonomías ven la luz del final del túnel del coronavirus.
La incidencia del Covid-19 en la provincia de Huelva es de 66 casos por cada cien mil habitantes, por debajo de la media nacional y andaluza, y los test realizados en las residencias de mayores han dado negativos.
No obstante, el confinamiento de la población continua, en espera de su ampliación hasta mayo.
Hoy, 40 millones de españoles, cumplimos 33 días entre cuatro paredes, con ganas de subirnos por ella, especialmente los niños.
Podíamos decir que en nuestro armario tenemos distintos trajes para el confinamiento. Cada mañana nos vestimos con uno diferente, según el ánimo que tengamos.
Así, unos días elegimos el de la paciencia. Otros, el de la duda y la incertidumbre. Rara es la jornada que, al escuchar las dramáticas cifras de fallecidos, y las circunstancias de las muertes de algún conocido, no nos ponemos el traje del miedo. ¿Miedo?. Si, miedo.
Menos mal que al día siguiente los datos mejoran y, entonces, nos colocamos el traje de valentía. ¡Qué no se diga...!.
Ahora bien, los más utilizados, sin duda, son los de la responsabilidad, quedándonos en casa, y la esperanza, por ser lo último que se pierde.
¡Ah!. Se me olvidaba que hay un traje ideal para resistir momentos tan difíciles, el del sentido del humor, con el cual se pueden relativizar mejor las cosas.
Sobre esto, déjame que te cuente una historia de ayer por la mañana, y, con la cual, todavía sigo asombrado...
Cuando, a las once, terminé de escribir el BD y me fui al salón a ver al portavoz, Fermando Simón, dar la última hora de la “curva de contagios”, lo compartí con la lectura de un libro que ya había leído, hacia tiempo, sobre el ingenio del ser humano.
El talento de ciertas personas, en número escaso, para inventar historias, encontrar el aspecto gracioso de las cosas y contar chistes, anécdotas o cosas divertidas. Gente, que con su ingenio, ocurrencias y gracia natural suelen ser el centro de las reuniones.
En plena lectura me sonó el teléfono y, sin saber cómo, aparecí en la pantalla de un móvil junto a seis amigos, ejemplos de gracia y sentido del humor, de los que algunos de ellos, los acababa de tener en mi pensamiento.
¿Puede haber más casualidad...?. No lo sé, pero te puedo asegurar que Paco Millán, me llamó a participar en el múltiple telefónico sin saber lo que estaba leyendo.
El encuentro casual con el talento, la gracia, las trocherías y las historias divertidas de Manolo Millán, “el Bola”, Wali, Paco, Fernando, Manolo, Lorenzo...me ayudaron a pasarlo muy bien y a ser feliz, en medio del drama de la pandemia.
Para algunos, el sentido del humor es la mayor muestra de amor e inteligencia del ser humano. Y llevan razón.
Ayer fue la última vez que lo pude comprobar. Mis amigos tenían puesto el traje del ingenio y de la gracia.
Un autentico tesoro para poder resistir mejor el duro y largo confinamiento. . ¡BUENAS TARDES!