"Ser optimista"

por Pedro Rodríguez

ctv-ocq-whatsapp-image-2021-09-07-at-091149

Pedro Rodríguez González

Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Tengo un amigo que, en el mes de agosto, ha vivido entre el optimismo y el pesimismo, por cuestiones personales.

Hoy, estoy muy contento porque ha superado la pequeña crisis, gracias a su actitud positiva, entusiasmo y optimismo.

La psicología positiva propugna que tener una actitud positiva ayuda a la gente a ser feliz y más sana, entre otras cosas.

O sea, el optimismo nos puede proteger de la depresión, resistir mejor el estrés y alcanzar éxitos.

¿Por qué será?. Por una razón sencilla: las personas optimistas tienen la propensión a ver o esperar los mejor de las cosas.

Mientras los pesimistas tienden a pensar y a ver lo peor que puede ocurrir y, normalmente, no ocurre.

Es decir, el optimista ve el lado bueno por muy negativas que puedan parecer en un primer momento, cómo ha hecho mi amigo.

He de decir que el optimista inteligente no es aquel que niega los problemas, sino el capaz de reconocerlo, saber que existen, analizar sus causas y buscar las soluciones.

Como dice el psicólogo, Rojas Marcos: “Para ser feliz hay que querer serlo, la felicidad como el deporte hay que trabajarla”.

“EL VALOR DE LAS PEQUEÑAS COSAS”

La felicidad no es una estación de llegada, sino un modo de viajar, de vivir. Ser feliz no es tener una vida perfecta. Es reconocer que la vida vale la pena, a pesar de las dificultades.

El optimista sabe que los problemas nunca se acaban, pero las soluciones tampoco. Y que cualquier noche termina con un precioso amanecer (imagen ilustrativa).

Empecemos el nuevo curso con optimismo, pese a la pandemia y la crisis económica. El covid y el estrés no sólo se quita con medicinas y vacunas, sino también con un estado del ánimo optimista y positivo.

Para ello, no estaría de más olvidar el pesimismo y valorar las pequeñas cosas de cada día, no vaya a ser que al volver la vista atrás, nos demos cuenta de que esas pequeñas cosas eran las grandes.

En estos momentos de mi vida, no quiero grandes cosas, sólo pequeñas cosas que hagan grande mi vida.

Porque al final, lo único que nos preguntarán es si hemos vivido, si hemos sentido, si hemos amado. Y abriremos nuestro corazón lleno de nombres... ¡BUENOS DÍAS!