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Tenía que pasar. No era normal escuchar diariamente el estremecedor número de fallecidos sin que, al menos, uno de los casi 26.000, no fuera un familiar tuyo o un amigo próximo.
Tenía que pasar. Y así ha sido. Ayer, murió Amador Suárez. en San Sebastián. Después de luchar durante 40 días contra el virus. Loli, su mujer, también infectada, consiguió superar el contagio a los diez días.
Amador Suarez ha sido un paradigma en el mundo de la pesca. Presidente del Grupo Amasúa y de la Confederación Española de Pesca.
Vivía en Madrid. Fue varios años vicepresidente del Real Madrid. Era de Huelva y, por ello, le preocupaba el futuro del decano y siempre pensaba en cómo ayudarle.
Amador era también rociero. No faltaba nunca a la romería. El año pasado estuvo en nuestra casa, acompañado de Antonio Ponce, su amigo del alma, disfrutando de la amistad y el cante de Juan Nicolas o Manolo Marquez, entre otros.
Recuerdo un Rocio que me dijo: “Pedro, hace cuatro días estaba en el otro extremo del mundo, en la Patagonia (Argentina), allí he dejado los “líos” de los barcos y me he venido a estar junto a la Señora...”.
Amador era un incansable trabajador de cuna. Su éxito empresarial y social siempre estuvo detrás de la constancia, imaginación, valentía, riesgo...Poseía una exquisita inteligencia emocional que le convertía en un líder. A él le gustaba la vida.y a la vida le gustaba él (familia, amigos...).
Por eso, me cuesta mucho creer que una persona tan vital y tan empática se haya marchado sin poder escuchar unas palabras al oido: “¡Cuánto te he querido!”, o “¡Jamás te olvidaré!”. Sin unos labios, como los de Loli, su esposa, que le hubieran dado el último beso.
Embargado por la tristeza de la muerte de Amador, me pregunto: ¿De qué sirve una vida dedicada a trabajar, crear, querer... si al final te vas de ella sin unas manos que te acaricien y te despidan...?.
La pregunta, teñida de tanto desaliento, sólo puede contestarse desde la fe en la Virgen del Rocio, de la que tan devoto él siempre fue.
Termino: no me puede dejar de sorprender que sea el mismo mortífero virus que ha obligado a suspender el Rocio, este año, h
Por ello, pienso que, este año, mi amigo no tendrá que recorrer el mundo, desde la Patagonia a Huelva, para estar con la Señora, y la verá directamente en el cielo, vestida de pastora.
No en vano, cuando muere un rociero, dice el poeta: “Una candela se apaga /una estrella sube al cielo / Hay un Rocio en la tierra /otro Rocio en el cielo /Las marismas son eternas /allí está siempre la Reina /Madre de los rocieros. ¡BUENOS DÍAS!