"Al cielo que es su morada"

por Pedro Rodríguez

Rodri

Pedro Rodríguez González

Publicado el - Actualizado

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El Nobel Juan Ramón, decía que “la inteligencia no es superior en nada al instinto”. Llevaba razón. Ayer lo pude comprobar.

No te pierdas la historia: Estábamos frente a la ría del Odiel cuando, de pronto, nos extrañó la presencia de un barco navegando que dejaba una enorme estela de espuma blanca.

Sin razón lógica, guiados por el instinto, nos imaginamos que en él podrían ir diferentes artistas de Huelva que tienen en el cielo su morada.

El pequeño barco navegaba por la ría, con el fondo de las Salinas, y la Caletilla

. “¿Tú serías capaz de reconocer la cara de algunos de los que van dentro?” -me sugiere mi mujer-.

No, ni mucho menos -le replico-. Es difícil descubrir los rostros. Pero, los escucho reír y cantar con alegría...

¿Quienes serán?”. ¿Qué cantarán?. Carmen alberga una lógica curiosidad.

Tenía razones para ello, porque el barco no era corriente. Las características eran de ser especial.

¡Y tanto que lo era!. Pronto pudimos escuchar suaves sonidos de fandangos de Huelva y, por las siluetas de los cuerpos, distinguir a las personas que iban a bordo.

Sin atrever a asegurarlo me parecían artistas conocidos, quienes no veía desde hacía unos años.

Como, por ejemplo, Paco Toronjo, Paco Isidro, Onofre López, Niña de Huelva, Antonio Toscano, Antonio “el Brujo”, con los guitarristas Rafael Jurado, Manolo Azuaga, Niño Miguel, Antonio Ramblado... El grupo viajaba acompañados por

los poetas moguereños, el Nobel Juan Ramón Jimenez y su biógrafo, Francisco Garfías.

“UN BARCO ESPECIAL”

Cuando le iba a decir los nombres de los que me parecían iban en el barco, la ría guardó el silencio de los flamencos, y se escuchó la voz y el quejío de Paco Toronjo: “Y la Cinta en el Conquero / Tengo mi barca en la ría /Con un fandango alosnero /Yo le digo Huelva mía /Lo mucho que yo la quiero...”

Tras el rey del fandango de Huelva, se arrancó Onofre López con unas sevillanas de sentimientos: “Deja que vuelva contigo /pá tener lo que tenía / Ábreme ya tu postigo /que la noche está muy fría...”

Entre los guitarristas nos había parecido ver al Niño Miguel, ¿te acuerdas cuando iba con la guitarra al hombro, y era capaz de tocarla, de forma excelente, con sólo tres cuerdas...?.

Me pareció el inolvidable Antonio Toscano quien cantó este fandango: “Cuando yo niño me dieron /una guitarra sin cuerdas /hasta mi primer jornal /no tuve prima ni sexta /entonces aprendí a tocar”.

En medio de la gran fiesta no podía faltar la voz exquisita de una mujer, la “Niña de Huelva”. Quien tantos miércoles santos le cantó las mejores saetas a “su” Virgen de la Esperanza, en la calle Miguel Redondo.

No sé por qué, pero su voz se escuchó más alta y clara: “El fandango sin guitarra /y sin estar algo “bebío” /Es cómo un jardín sin flores / Un matrimonio sin hijos /Y una mujer sin amores.”.

Tras este fandango, el barco aligeró la marcha y se fue perdiendo por las aguas del Odiel.

“¿A dónde irán con sus quejios, poesías y guitarras?” -me preguntó Carmen- Muy sencillo: ¡Al cielo que es su morada!. “BUENOS DÍAS””

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