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“¿Quién me ha quitado el mes de Abril...?. ¡Lo guardaba en el cajón, donde guardo el corazón1” (Joaquin Sabina).
El genio está indignado porque le han robado el mejor mes del año para inspirarse un cantautor. Y no le falta razón.
Por algo, significa la alegría de la primavera. Los días en que los campos y jardines se llenan de flores.
Pero, admirado Sabina, el abril de este año, como sabes y sufres, nos lo ha robado a todos un enemigo invisible y cruel (Covid-19)
El que, en lugar de llenar los campos de flores blanca y amarillas, de tomillo, albahacas y romero, ha sembrado nuestras almas y ciudades de flores negras, lagrimas y dolor con miles de muertes y enfermedades.
Entenderás, querido Joaquín, que todos quisiéramos que tu mes preferido se fuera ya.
Y que millones de personas se hayan levantado hoy (mayo) más felices que ayer (abril), sabiendo que, a partir de mañana, podrán salir de casa a hacer deportes y a pasear por nuestra ría.
Un refrán popular dice: “Abril trae las flores y Mayo se lleva los honores”. Si lo traducimos a la realidad del momento podríamos decir: “Abril trae el virus y Mayo nos regala la libertad”.
Una libertad controlada, claro. Se permite salir a la calle por turnos, según edades, a pasear y hacer deportes. Con responsabilidad y cumpliendo las recomendaciones sanitarias porque el virus sigue entre nosotros, aunque la tendencia sea su retirada, después de hacer tanto daño.
Me viene a la memoria cuando, hace sólo dos meses, las fronteras del mundo que se habían defendido de tantas guerras, se quebraron con tres simples gotas de salivas, donde iba el coronavirus.
Hubo equidad en el contagio que se repartían igual ricos y pobres, blancos y negros, hombres y mujeres. Los potencias que se creían infalibles vieron como uno se puede contagiar ante un beso o un abrazo.
Y nos metieron en casa. Aquí llevamos 48 días. ¿No sé si hemos aprendido mucho?. Me conformo con habernos dado cuenta de lo que es, y no es importante en nuestras vidas. ¿Te parece poco...?.
Mañana salimos a la calle casi todos. Hay miedo. Pero la vida es riesgo. La economía ha sufrido un descalabro sin precedentes.
No olvides llevar la protección adecuada: mascarilla, guantes, distancia social de dos metros. Quizá esto sea lo más importante si - como dicen los expertos- el virus llegó escondido en tres gotitas de saliva. ¡BUENOS DÍAS!