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Lo reconozco, vi el debate. El pasado martes, me planté delante de la tablet, y ante los comentarios que me mandaban mis amigos, busqué el enlace y allí que me dispuse a ver qué había sucedido en el anunciado debate entre cinco de los candidatos que optan, con sus formaciones políticas, a ser los que gobiernen esta ciudad.
A medida que avanzaba el mismo, en el típico formato que yo no creo que sea un debate y sino más bien una sucesión de monólogos con tiempo tasado, lo que en principio fue una desagradable sorpresa, se iba convirtiendo en una profunda tristeza. La imagen que trasmitían algunos de ellos, insisto en el plural, era de total y absoluta improvisación.
Improvisación en la que quizás iba a ser la única oportunidad de mostrar a los votantes sus capacidades y méritos para obtener su confianza. Y con lo que a algunos les cuesta llegar allí, desaprovechar una oportunidad como esa es imperdonable.
Puedo entender que hablar en público no es fácil, y no es algo que pueda hacer todo el mundo de forma efectiva, pero el nivel mostrado deja mucho que desear. Pero era un debate, alguien les debió describir a donde iban.
Es más, el tan solo ser capaz de hablar siguiendo un papel, una chuleta que alguien le preparó antes, solo puedo interpretarlo como una total ausencia de asimilación de sus “propias” ideas. O desconocimiento.
Y no solo entiendo que se ha improvisado en el debate, algunas listas se han cerrado casi momentos antes de finalizar el plazo de presentación de candidaturas y estas están compuestos en muchos de sus puestos por desconocidos o personas conocidas ajenas hasta ahora a la política, miembros que hacía unos días estaban en otro partido y eso sí, han visto la cantidad de abogados que se han sentido llamados estas elecciones por la atracción de la política.
Equipos que casi ni se conocen entre ellos, cada uno de un origen, sin trayectoria en sus formaciones políticas. Con estos antecedentes ¿qué garantía de trabajo puede ofrecer? Precedentes tenemos en la anterior corporación de rupturas de grupos municipales y no sería deseable que se volvieran a producir.
Una pena, que para algo tan serio como unas elecciones municipales, la administración más cercana al ciudadano, algunos partidos improvisen.
Eso si, esta es solo mi opinión.