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Nadal subió el domingo a la cima del tenis, por décimo tercera vez, a recibir la corona del “rey” en tierra batida
Antes de la entrega del trofeo Roland Garro, en el aire de París sonaron los compases del himno nacional español.
Rafa se derrumbó al escucharlos. Los ojos de Nadal eran dos paginas abiertas, escritas con el lenguaje del corazón.
¿No te mereces, España, una canción?. ¿No será preciso ponerle letra, aunque solo sea para cantar el campeón?.
El Himno de España no tiene letra, ni ritmo, ni compás, sólo permite llorar cuando siente el corazón.
Entre nosotros hay ojos que miran, hay ojos que sueñan, hay ojos que llaman y otros que esperan.
Hay ojos que ríen -risa placentera-, hay ojos que lloran -hacia adentro y hacia fuera-, como el caso de nuestro campeón.
Los ojos de Nadal son mucho más que la mirada de un deportista excepcional, son el espejo del alma de un patriota español que confiesa en silencio los secretos de su corazón.
¿No te mereces, España, una letra en el himno...?. ¿No será preciso, pues, cantarte ahora, patria, una canción...?. ¡BUENOS DÍAS!