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Según el gobierno, la Transición a la Nueva Normalidad se efectuará, como si fuera un partido de futbol jugado en cuatro tiempos.
Tras el precalentamiento (fase cero), comenzará a jugarse la primera parte el lunes cuatro de mayo. Es decir, primera fase del Plan.
El primer equipo propuesto para saltar al campo de juego, el 4 de mayo, es la provincia Huelva, por ser la menos afectada de España. Una población de 350.000 habitante con sólo 30 personas hospitalizadas.
El problema reside en el reglamento (Plan de actividades) aprobado para jugar un partido, “a vida o muerte”, que -según los afectados- induce al fin de comercios, bares, restaurantes, hoteles...
Por lo tanto, si las reglas de juego no se cambian, el partido comenzará el 4 de mayo pero muchos jugadores se quedarán sin fuerzas ni oxigeno económico para llegar al minuto 90.
La fuerza moral que, en cambio, si tuvo Michael Robinson, para despedirse de su familia en el minuto 90 de su vida, entes de morir hace dos días.
Robinson, ex-jugador del Liverpool y del Osasuna, fue durante muchos años una de las figuras más simpáticas y más queridas del mundo mediático español. Su imagen, sonrisa y acento inglés serán inolvidables.
Ayer, viendo en la tele un resumen de su vida, me impresionó la tranquilidad con la que hablaba de su enfermedad (cáncer).
Michael Robinson se expresaba así: “No me duele nada. No siento nada, pero sé que esto me va a matar. Hasta ahora, he sido muy feliz en España y con mi familia. Por ello, temo el momento de despedirme de mi maravillosa mujer y mis dos preciosos hijos, cuando llegue el minuto 90 de mi vida”.
Robinson no ha muerto por coronavirus como les ha ocurrido, en dos meses, a 23.000 personas en España.
Entre ellas, el pasado martes, falleció en Huelva la superiora de las Oblatas ( en el entorno del Santuario de la Cinta),
La Madre Pilar Adámez - al parecer- estuvo lúcida hasta casi el minuto 90, cuando se despidió de sus compañeras de Comunidad con el siguiente SMS, propio de una santa de “la puerta de al lado” (Papa Francisco).
Este era su último testimonio: “Jesús. Presiento mi última noche. Gracias mi Dios por unirme tan profundamente al dolor puro de tu entrega en la cruz”
Robinson y la Madre Pilar han muerto siendo felices hasta el minuto 90 de sus vidas. ¿Porque no imitamos sus testimonios?.
En lugar de desanimarnos ante la difícil situación sanitaria y económica, diciendo como Neruda: “Puedo escribir los versos más tristes esta noche“, podríamos afrontar el partido con el coraje, la ilusión y la esperanza que nadie, como nosotros, es capaz de hacerlo.
Aunque la victoria no llegue hasta el minuto 90. ¡BUENOS DÍAS!.