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Con retraso, pero agradecido, acepto la invitación que me realiza la COPE, cadena con la que llevo colaborando ya algunos años, pero esta vez para que lo haga, pese a ser una cadena de radio, por escrito.
He de reconocer que pese a que gran parte de mi trabajo se realiza por escrito, yo me siento más cómodo hablando, por eso mi retraso en aceptar la invitación.
Y para sorpresa de mis amigos que lleguen a leer estas líneas, mi primera colaboración es hablando de Semana Santa. Queramos o no son unas fechas relevantes para esta ciudad y al existir muchas Semanas Santas, me permito hablarles de una que quizás sea poco conocida, pero a la que me gustaría invitarles a conocerla.
También es cierto que la Semana Santa está llena de matices, de detalles, de momentos, de imágenes, que pese a que pueda parecer que cada año se repiten, siempre las guardaremos en nuestra particular recuerdo año tras año.
Existe desde hace tres años una esquina, en la que quizás nunca se les hubiera ocurrido pararse, un último palco en la carrera oficial, este año situado junto a un hotel de la Gran Vía, un palco especial, donde una serie de vecinos de Huelva tienen la oportunidad de vivir, sentir, oler de cerca, en primera fila la Semana Santa. Un acto tan sencillo para usted y para mi, pero que para unos niños y niños y para unos padres, muy especiales, por la cantidad de gente que hay por las calles, les sería muy difícil o casi imposible, tener acceso a ello, como lo hacemos usted y yo.
Con la colaboración del Consejo de Hermandades, a iniciativa de la Fundación Laberinto y algún patrocinio, los padres pueden hacer que sus hijos con capacidades especiales puedan vivir una Semana Santa, lo más perecida posible a la suya y a la mia.
Y no solo eso, gracias al cariño de las hermandades de esta ciudad, de los capataces y cuadrillas de costaleros, se convierten en protagonistas de esta celebración.
Si quieren ver un momento distinto de esta Semana Santa, les invito a pasarse por la salida de la carrera oficial, por el palco de estos chavales y disfruten no solo del paso de la hermandad sino de las caras de satisfacción, de asombro, de felicidad de esos niños y niñas que en algunos casos es la primera vez que conocen y viven en primera persona, su Semana de Pasión.
Y ya en mi próxima colaboración, no podré evitar hablar de polica.