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Hoy, quiero compartir contigo mi alegría por haber hecho realidad el sueño de captar las imágenes de los barcos llegando al puerto de Punta Umbria, acompañados de las inseparables gaviotas,
Me podrías decir que el hecho no es para tanto. Pero, ¡si tu supieras las veces que había soñado vivir este momento...!.
Durante todo el verano he caminado por el paseo de la ría viendo la llegada de los barcos, pero no se daba el momento oportuno.
Mi satisfacción, por tanto, reside en haber sabido esperar a que llegara la oportunidad. La cual llegó ayer, a punto de acabar el verano, actuando con determinación al presentarse.
¡Si me hubieras visto haciendo más de mil fotos en menos de cinco minutos!.
Estaba feliz, dichoso, contento, alegre, afortunado y satisfecho por haber tenido la paciencia de esperar el momento oportuno.
Una espera que, por otra parte, no ha sido un sacrificio, sino una satisfacción. Lo mismo que, para los pescadores, el placer de la pesca, es el placer de la espera.
“A LOS BARCOS PESQUEROS”
Todo lo contrario que le suele pasar a los niños. Todo lo quieren al instante y si no lo consiguen rompen a llorar.
De ahí que el saber esperar solo se alcanza con el tiempo, la experiencia y el autoconvencimiento de sus ventajas.
Si te sirve mi testimonio personal te diré que en esta historia nunca me faltó la esperanza, aún sabiendo que podía verse frustrada.
Pienso así porque pertenezco a la familia de los que creen que la actitud de la esperanza, por si sola, es un plus para nuestra vida.
Por el contrario, la desesperanza es la muerte de toda ilusión frente al mañana y, con ella, nuestra vida pierde valor.
La llegada de los pesqueros era preciosa. Los barcos venían cargados de sardinas, boquerones, chirlas, caballas, doradas, pargos, lubinas...tras navegar días y noches por el inmenso mar de Punta Umbría.
Al terminar la “fiesta” en el muelle del puerto, donde se habían unido la luz, el color, los atraque de barcos, los marineros a tierra, y el vuelo de las gaviotas, y cuando aún estaba nervioso y emocionado con lo vivido, mi mujer, Carmen, me dijo: “Pedro, como ves, todo llega para el que sabe esperar”
Esta frase resume todo cuanto pueda decirse del arte de saber esperar. ¡BUENOS DÍAS!