El día que David de Miranda reventó el toreo

 Su trayectoria ha sido un ejemplo de pureza, de sinceridad, de entrega, de mala suerte, de no desfallecer, de entregarlo todo siempre.

David de Miranda

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Cinco toros de Juan Pedro Domecq y el cuarto bis de Algarra  Buenos quinto y sexto 

El Juli, silencio y pitos; 

Paco Ureña, vuelta al ruedo y oreja tras aviso

David de Miranda, que corfirma la alternativa, silencio y dos orejas. Entrada: Lleno de “No hay billetes”.

Toda historia tiene su principio idílico pero no toda historia tiene el final deseado. Hay personas que son capaces de torcer el pulso al destino y, cuando todo parece a la contra,  alinean los acontecimientos para que se ordenen y pase lo que tiene que pasar. Era David De Miranda un niño, un niño ya grande, cuando lo llamó el toreo. Acudió a su llamada como los buenos, entregándose en cuerpo y alma  allá por el año 2011. Hombre de caminos rectos , hombre de tauromaquia vertical, pura y sin atajos.

 Su trayectoria ha sido un ejemplo de pureza, de sinceridad, de entrega, de mala suerte, de no desfallecer, de entregarlo todo siempre y de saber cuál es la meta: Ser figura del toreo

 Y aquel niño se hizo hombre y aquel hombre se  hizo torero y se citó con el toreo una tarde de un 24 de Mayo en Masrid para confirmar en Las Ventas y  pasar el fieltao de la primera plaza del mundo.

 El destino quiso que le confirmase la alternativa el que lleva mandando en el toreo 20 años, Julián López el Juli. De testigo un torero, Paco Ureña que también ha entregado su vida al toro y que lo último que ha hecho ha sido perder un ojo.  Los toros eran de Juan Pedro Domecq,. Sin ninguna duda el cartel más rematado a priori de este San Isidro 2019. El tren, ese tren lento que llega desde Huelva a Madrid esta mañana era un hervidero de toreria,  iban el estudiante, el bancario en su día de permiso, el albañil y el funcionario, gente que solamente quería ver a David De Miranda torear

Y salió El sexto toro, 605 kilos  pesaba este Despreciado.  Y David de Miranda desde los lances de recibo empezó a decir que no le importaba el viento, que no le importaba la tarde cuesta abajo, que no le importaba la frialdad del público y empezó a decir aquí estoy yo, después de dos entradas en el caballo, quitó Miranda por chicuelinas, la primera absolutamente imposible, de mano baja y de apretura inconmensurable. La lidia de Carretero cumbre, los pares de banderillas prontos y en la mano. Y ya estaba allí el torero brindando al público y saca la muleta, esa muleta que lleva soñando con sacar en Madrid desde niño, esa muleta planchada que solamente el viento  es capaz de destensar y de alborotar. 

Y esa muleta marcaba el toro, con cierta fiereza. De fiereza, pero por nobles y recorrido, Y esa muleta marcaba el camino al toro, con cierto punto de fiereza, pero con nobleza y recorrido. De inicio con un pase cambiado que cambió la tarde, y el destino, marcaba cuál es el camino, el camino brutal del triunfo, el camino era el de la verdad el camino era el de quedarse más quieto que todo un palo y Madrid empieza a crujir, y cuando Madrid cruje, nadie cruje como cruje Madrid. Muletazos, lentos muy lentos, toques puros muy puros,  pureza, verdad, entrega, la plaza entregada cómo está Madrid se entrega cuando ve que alguien viene a Madrid, como hay que venir a Madrid. Se echa la tela a la izquierda y el clamor se volvió revolución  El toro se para a mitad de viaje, no se inmuta el toreo y lo hace romper con un toque de saber de qué va eso  . Oíamos retumbar los cimientos de esta plaza que ha visto triunfar a los mejores. Todo despacio, sin tomar nunca una ventaja,  sin buscar el aplauso fácil, sin hacer otra cosa más que torear como se la enseñado, como se lo dijo pronto y en la mano. La arucina sorprendió alos que dudaban  y las bernardinas finales, de pureza y cercanía indómitas, convencieron a los agnòsticos. 

La estocada en todo lo alto la recetó Miranda con derechura y verdad  pero detrás de su brazo iba un plaza que quería empujar. Dos  Dos orejas clamorosas y el toreo patas arriba como está mandado.

Antes había cortado una oreja Ureña, que cuenta con el beneplácito de la aficción venteña, a un buen quinto

Juli, con la afición a la contra, pechó con un lote remendado antireglamentariamente  con el sobrero de Algarra.  Se aburren mutuamente él y Masrid.

Puerta grande histórica para culminar aquel sueño de cuando Huelva Buscaba su Torero. Y una noche en que empieza  la aventura de estar en las ferias, debe sonar esta noche el apoderado del torero  desde que empezó, Jorge Buendía. 

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