JUVENTUD

Voluntariado sin fronteras: jóvenes andaluces abrazan el mundo

Casi 700 jóvenes se suman a programas que abren puertas a nuevas culturas y valores, impulsados por el Instituto Andaluz de la Juventud

Elías Luis Grao

Huelva - Publicado el

3 min lectura

Entre desafíos y encuentros culturales, cientos de jóvenes andaluces se lanzan a una aventura que trasciende fronteras. En un ambiente donde el trabajo y la convivencia se funden en un solo propósito, cada jornada en el extranjero se convierte en una lección de solidaridad y autoconocimiento. Desde la reparación de antiguos castillos en Alemania hasta la exploración de paisajes que cuentan historias milenarias, esta experiencia de voluntariado internacional se revela como un viaje transformador que enriquece tanto el alma como la vida de quienes se atreven a soñar en grande.

Elena Bayo Peña, quien participó el año pasado en un programa en Alemania, relató su experiencia en el Castillo de Burg Lohra. La voluntaria, procedente de Huelva, explica que su estancia se convirtió en “una experiencia inolvidable” que combinó el trabajo en la renovación de espacios naturales con momentos de convivencia y descubrimiento. Según Bayo, el voluntariado le permitió no solo colaborar en la restauración del entorno —tareas que iban desde cortar y limpiar vegetación hasta pintar y recolectar madera para el invierno—, sino también disfrutar de excursiones y actividades turísticas en su tiempo libre.

Durante la jornada, los participantes seguían una rutina bien estructurada. Bayo Peña ha detallado que “se levantaban a las 7:30, desayunaban a las 8 y trabajaban hasta la 1, momento en el que se preparaban para la comida, que incluía platos típicos de la región”, para luego retomar labores hasta las 4 de la tarde. La jornada finalizaba con varias horas de ocio que permitían a los voluntarios explorar la zona y sumergirse en la cultura local. Además, el voluntariado ofrecía la ventaja de costear la mayoría de los gastos, limitándose únicamente a que cada participante asumiera el costo del viaje de ida y vuelta.

La convivencia en el grupo, compuesto por jóvenes de diversos países —entre ellos se encontraban participantes de Francia, Italia, México y, por supuesto, España—, fue otro de los aspectos resaltados. Bayo destaca que “los monitores se encargaban de integrarte en el grupo, haciendo que la experiencia fuera tanto laboral como de enriquecimiento personal”. Asimismo, la posibilidad de practicar inglés en un entorno multicultural se convirtió en uno de los grandes atractivos, considerando que el idioma común facilitaba la comunicación entre los distintos participantes.

Por otro lado, Pedro Antonio Ramírez, director del IAJ, ha ofrecido detalles sobre el proceso de selección y las ventajas que supone este programa. El responsable indica que, aunque la convocatoria recibió casi 700 solicitudes, la asignación de plazas se realiza mediante sorteo, dejando a solo 20 afortunados para cada edición. Ramírez explica que “el único coste para los jóvenes es el desplazamiento desde su lugar de origen, ya que el hospedaje, la comida y los traslados internos están completamente cubiertos”. Además, enfatiza que este sistema, heredado de un modelo desarrollado originalmente por INJUVE, no solo se limita al ámbito internacional, sino que también abarca proyectos a nivel nacional y programas de movilidad europea.

El directivo subraya además que la experiencia del voluntariado permite a los participantes vivir un “sistema de valores basado en la convivencia, la tolerancia y la solidaridad”. Según Ramírez, estas vivencias son fundamentales para el desarrollo personal y profesional de los jóvenes, quienes, al involucrarse en este tipo de iniciativas, adquieren habilidades interculturales y aprenden a valorar el trabajo en equipo en un entorno global.

Con edades comprendidas entre los 18 y 30 años, los interesados pueden acceder a este tipo de voluntariado presentando una carta de motivación y cumpliendo con unos mínimos requisitos lingüísticos, que les permitirán desenvolverse en inglés durante su estancia. La experiencia, además de abrir horizontes culturales, se perfila como un puente hacia el futuro, permitiendo a los jóvenes descubrir un mundo lleno de posibilidades y, sobre todo, de solidaridad internacional.

En definitiva, tanto Elena Bayo Peña como Pedro Antonio Ramírez coincidieron en que participar en estos programas es “una oportunidad única para crecer, aprender y vivir intensamente una experiencia que, sin duda, deja una huella imborrable en la vida de quienes se atreven a dar el paso”. Con iniciativas como esta, el voluntariado internacional se consolida como una vía de empoderamiento y enriquecimiento personal para la juventud andaluza.