GASTRONOMÍA

El error que cometes al hacer pescado a la plancha: así no se pegará y la piel será crujiente

Son múltiples las formas de cocinar una pieza de pescado, pero hay una forma que te gustará de manera especial: a la plancha con la piel bien crocante

El error que cometes al hacer pescado a la plancha: así no se pegará y la piel será crujiente

Ángel López

Jaén - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Es evidente que el pescado es uno de los alimentos de obligado concumo en nuestra Dieta Mediterránea. Cualquier variedad es recomendable si queremos seguir una buena dieta saludable. Ya sea cocido, en salsa, al vapor, al horno a la parrilla o a la plancha, el pescado es una verdadera joya de nuestra gastronomía.

El pescado es un alimento con tantas proteínas como la carne, rico en vitaminas y minerales, pero además algunas variedades son también una importante fuente de Omega 3, ácidos grasos beneficiosos para la salud cardiovascular. Diversos estudios avalan las ventajas su consumo. Uno muy reciente lo asocia con un menor riesgo de diabetes.

El consumo de pescado forma parte de una dieta equilibrada y su ingesta debe ser de 3-4 raciones a la semana (1 ración = 125-150 g), ya que es un alimento muy completo que nos aporta proteínas de alto valor biológico, vitamina D y del grupo B, yodo, potasio, hierro, calcio, entre otros nutrientes.

El error que cometes al hacer pescado a la plancha: así no se pegará y la piel será crujiente

Como apuntaba anteriormente, son múltiples las formas de cocinar una pieza de pescado, pero hay una forma que te va a gustar de manera especial: a la plancha con la piel bien crujiente. Aunque la piel del pescado no aporta nutriente alguno, si le encontramos el punto a la hora de cocinarlo a la plancha, la piel bien crujiente y doradita dará un aspecto muy apetecible a nuestro plato.

Así se consigue una piel dorada y crujiente

Dicho esto, para hacer un pescado a la plancha con la piel íntegra y crujiente, lo primero que haremos será no caer en el error de cocinarlo tal cual lo sacamos de la nevera. Hay que lavar muy bien la piel del pescado para eliminar cualquier resto contamínate, ya sea por su manipulación o por cualquier otra cuestión. Una vez lavada la pieza a cocinar la secamos muy bien, ya que si la piel está húmeda nos quedará “blanducha” y con un aspecto poco apetecible. Basta con utilizar papel de cocina absorbente para conseguir nuestro objetivo.

A continuación calentamos la plancha, le ponemos unas gotas de aceite de oliva virgen extra, ponemos sal al pescado por las dos caras, le damos un par de cortes a la pieza si es demasiado grande y lo ponemos en la plancha con la piel boca abajo, es decir, con la piel en la base de la plancha. Al principio notarás que el pescado está pegado pero no te preocupes porque en unos minutos se desprenderá y tendrá el punto que andamos buscando. Ya solo nos quedaría darle la vuelta a la pieza para terminar de cocinar la carne del pescado y listo para servir y, por supuesto, para hincarle el diente.

¡Ea, salud!