Caminar en mayúsculas, con Miguel Lechuga

Asistí con alegría a la celebración de la Eucaristía de acción de gracias a Dios por la ordenación de Diácono Permanente de Manuel Rico Teba, iniciando así un nuevo camino de servicio a la Iglesia en nuestra diócesis de Jaén. Una celebración cargada de inmenso agradecimiento por tanto que él ha recibido durante su etapa formativa. 

Fue al final, en el que su hija le dirigió unas palabras, cuando mis ojos se humedecieron de emoción. Fueron palabras de alegría, orgullo y reconocimiento a un padre que no solo procura lo mejor por sus hijos, sino que también se entrega desinteresadamente a los demás. 

El reconocimiento y agradecimiento de un hijo es el mayor regalo que puede recibir un padre en vida. Así fue el de su hija Amalia, en el que se remarcaron las palabras humildad, trabajo y esfuerzo, vividas con corazón, todas envueltas en el amor incondicional de su matrimonio.

 Palabras cargadas de cariño que me refuerzan que solo desde la entrega a la familia y a los demás se reciben los más bellos mensajes de amor.

Miguel Lechuga Viedma