Las divinas palabras de Ernesto Medina

Hoy: Cáritas

Redacción COPE Jaén

Jaén - Publicado el

2 min lectura

      
      
             
      

Caro, entre el español y el italiano. La misma palabra, tan distintos significados. En nuestro idioma es sinónimo de costoso. Sin embargo, los transalpinos la utilizan en sentido afectivo: caro amico, querido amigo; carissima. La explicación de esta divergencia, como siempre, en la lengua madre, el latín. El adjetivo “carus, a, um” significaba de mucho precio. Por ello se explica que el adjetivo precioso, de “pretium”, precio, aluda a algo hermoso, pues lo bello cuesta. Precisamente ésa fue la senda que tomó la palabra “carum” para terminar asociada al cariño. La lengua española generalizó este sentido en un sustantivo abstracto, “caridad”, procedente del latín “caritatem”.

Las lenguas europeas lo incorporaron a su léxico. En España el nominativo singular “caritas” fue elegido por la Iglesia católica para dar nombre a una organización, autónoma en su funcionamiento, que con su trabajo cumple estrictamente con su denominación: la caridad, entendida no como limosna, sino en el sentido de amor compartido.

En Jaén, Cáritas llega a muchos sitios donde no alcanzan las administraciones públicas. El comedor de san Roque; el hogar Santa Clara para personas sin vivienda. También en la parte trasera del mismo convento un centro de día para los que no tienen recursos. La Casa de acogida Nuestra Buena Madre en unos pisos anexos al Colegio Los Maristas. Casa Besana, un recurso para mujeres con hijos o maltratadas. La Casa de la Luz para inmigrantes jóvenes y el Hogar Nazaret para el apoyo a reclusos. La tienda Moda Re-, escrito con guion, un proyecto de economía circular que reutiliza la ropa y sirve para facilitar el acceso al mercado laboral de gente en riesgo de exclusión. La red de atención primaria que cubre las necesidades básicas: ropa, alimentación, pago del suministro eléctrico o del agua. Ayuda a domicilio para ancianos…

La semana pasada María José, una cara amiga, me comentó mientras visitaba a mi madre que no podía entretenerse porque había quedado por la noche con otros voluntarios para llevar alimentos, mantas y asesoramiento a los temporeros que vienen en busca de trabajo en los tajos de aceituna. El mismo día mi hermano Antonio me contó que su colegio, Cristo Rey, había organizado una actividad denominada “Han secuestrado la esperanza” para que los alumnos conocieran los esfuerzos solidarios de Cáritas Jaén.

Se acerca la maldita Navidad, que aborrezco. Pero con las razones antedichas me vacunaré para confiar en la gente y pensar que, como contaba el mito clásico, Pandora sigue protegiendo a su lado la esperanza para ofrecerla a los mortales.

Palabras, divinas palabras.