La croqueta: el pequeño gran tesoro de la gastronomía española
Son mucho más que un delicioso bocado. Son un símbolo de la cocina casera, de las tradiciones familiares y del amor que se pone en cada receta
Jaén - Publicado el
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El Día Internacional de la Croqueta es una fecha especial que nos invita a rendir un merecido tributo a uno de los bocados más queridos en nuestras mesas: la croqueta. Más allá de ser un simple plato, la croqueta evoca recuerdos, olores y momentos de cariño en las cocinas de nuestras madres y abuelas. Mientras escribo estas líneas me vienen a la memoria (casi las puedo saborear) esas croquetas de cocido hechas a fuego lento por mi abuela Manuela o aquellas que Amparo, la madre de Pilar y Maribel, me regalaba generosamente de vez en cuando. Eran croquetas que tenían el ingrediente secreto que solo ellas sabían aportar: el amor.
Desde sus humildes comienzos como una receta de aprovechamiento, la croqueta ha evolucionado hasta convertirse en una auténtica estrella culinaria. Este pequeño tesoro de la gastronomía, con su irresistible combinación de un exterior dorado y crujiente y un interior suave y cremoso, ha conquistado tanto los hogares familiares como los menús de los restaurantes más exclusivos. Su versatilidad para incorporar una infinidad de ingredientes la convierte en un bocado único y siempre sorprendente, capaz de adaptarse a cualquier ocasión.
Las croquetas de cocido, con los restos de carne de la sopa del día anterior, eran la estrella en las mesas familiares. Con un sutil toque de cebolla y un pellizco toque de sal, pimienta y en ocasiones, nuez moscada, la bechamel absorbía todo el sabor del caldo, transformando los ingredientes en una explosión de sabores al morderlas. Esas croquetas nunca podían faltar en nuestras celebraciones, y cada bocado nos recordaba a las horas que mi abuela pasaba en la cocina, con las manos cubiertas de harina y pan rallado, siempre con una sonrisa y la promesa de que el esfuerzo valdría la pena. He de reconocer que en muchas ocasiones la masa de las croquetas nunca llegaba a la sartén. Cuando la mezcla reposaba en la nevera era difícil resistirse a la tentación de hincarle el diente. Qué delicia.
Con el paso del tiempo, las croquetas han evolucionado y hoy en día podemos disfrutar de una infinidad de variantes. Desde las clásicas croquetas de cocido hasta las de jamón ibérico, gambas al pil pil, rabo de toro, boletus o salmorejo... Incluso hay versiones dulces, como las croquetas de arroz con leche o crema catalana, que sorprenden al paladar más exquisito con su contraste de sabores. Sin duda, una locura para los sentidos.
En cuanto a la croqueta más consumida en España, no hay dudas: las de cocido o jamón siguen siendo las preferidas por la mayoría. Su sabor intenso y su textura crujiente por fuera y suave por dentro la han convertido en un clásico indiscutible.
Si tú también quieres hacer unas croquetas perfectas, sigue estos consejos: primero, no escatimes en tiempo a la hora de hacer la bechamel; segundo, asegúrate de que la mezcla tenga la consistencia adecuada, ni demasiado líquida ni demasiado espesa; tercero, utiliza un buen pan rallado para el empanado, que aporte la textura crujiente que tanto gusta; y por último, no olvides dejar reposar la masa antes de freír, para que mantenga su forma y no se deshaga.
Las croquetas son mucho más que un delicioso plato. Son un símbolo de la cocina casera, de las tradiciones familiares y del amor que se pone en cada receta. Y, por supuesto, las croquetas de cocido de mi abuela Manuela siempre serán las mejores.