SANTOS ÓLEOS
¿Cuál es la relación del aceite de oliva con la religión cristiana?
Hablamos con el Vicario General de la Diócesis de Jaén, Francisco Juan Martínez Rojas, sobre el uso del aceite de oliva en la religión Católica
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El olivo y el aceite de oliva están íntimamente ligados al cristianismo desde la noche de los tiempos. Ya en el Antiguo Testamento la paloma liberada por Noé del arca tras el Diluvio Universal retorna con una rama de olivo en el pico como muestra de que las aguas se estaban retirando de la tierra firme. También fue un monte, el de Los Olivos, el escenario en el que tiene lugar uno de los momentos álgidos de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. Olivar y aceite de oliva son una continúan referencia en el cristianismo.
El olivo, al ser un cultivo muy extendido por la cuenca del mar Mediterráneo, siempre ha sido parte fundamental de las culturas que prosperaron a sus orillas. De hecho el aceite era usado para ungir a reyes y gobernadores y resaltar así su liderazgo. Tanto es así que la palabra Cristo tiene su origen en la lengua griega y no significa otra cosa que “ungido”.
Así pues la Iglesia Católica viene utilizando el aceite de oliva en diversos sacramentos y ceremonias. Son los tres Santos Óleos: el Santo Crisma destinado para ordenaciones, confirmaciones, bautizos y consagraciones de altares e iglesias; el óleo de los catecúmenos, usado para ungir a los que están preparándose para el bautismo, y el óleo de los enfermos, usado en el sacramento de la unción de los enfermos. Aceite que consagra el Obispo de cada diócesis en la Misa Crismal y que luego es repartido por todas las parroquias de la provincia.
En Jaén la Misa Crismal se celebró este pasado Martes Santo y se consagraron 50 litros de aceite de oliva virgen extra que donó la cooperativa Santa María de Pegalajar y a la que asistieron más de 100 sacerdotes llegados desde todos los lugares de la geografía jiennense, así como a los miembros del Cabildo Catedral.
El uso de aceite bendecido en el bautismo está atestiguado desde el siglo III en documentos de la Iglesia primitiva como las Constituciones apostólicas o la Tradición apostólica.