OPINIÓN

Las Divinas Palabras de Ernesto Medina

Los bocadillos de Jaén son los protagonistas de la columna de opinión de hoy

Redacción COPE Jaén

Jaén - Publicado el - Actualizado

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No tengo ni puñetera idea de lo que es una “smash burger”. Consecuentemente, según las instrucciones de Violeta, aunque desdeñe el neologismo, lo he “googleado”. Una hamburguesa aplastada. Acabásemos, un filete ruso de toda la vida, por más que lo de filete ruso me temo que sea una antigualla mía. Como el viejo chiste: “mamá, mamá, ¿otra vez albóndigas?”. La madre da un palmetazo y dice: “no; hoy, hamburguesas”. 

Me ha venido la nostalgia otoñal. La negativa a aceptar modernidades irreverentes. Los buñuelos rellenos con Ferrero Rocher, las palmeras de chocolate de Kinder Bueno. Proliferan establecimientos de kebab, hamburgueserías, pizzerías. ¿Dónde fueron los bocadillos de nuestra memoria sentimental? Consultado el sanedrín de mis hermanos, en cinco minutos hemos rememorado los bocatas con los que fuimos felices.

En el Instituto Masculino era día de fiesta mayor cuando nos daban dinero para pedirnos un bocadillo de atún con Musa. El exceso de pan, que la economía no estaba para tirar cohetes, se amenizaba con las salsas. Como el denominado “lío”, de la tasca Los Amigos, consistente en alcachofas de lata, mayonesa y anchoas. Muy cerca, en La Manchega, ponían reclutas: picatoste, tomate en rodajas y anchoas. Saliendo del callejón de los borrachos La Barra servía bocadillos de morcilla de caldera. Hubo un tiempo en que prosperó una variante más avanzada, el esollao, ochío de pimentón con masa de morcilla.

En la feria era de obligado cumplimiento trincarse un par de bocadillos de salchichas frescas cocidas en vino blanco que servían en la caseta de COOSUR. Igual que eran, son un monumento los lagartos de El París y El Respiro, lomo y pimientos verdes fritos. Las madrugadas del fin de semana alumbraban el bocadillo de pisto de la panadería La Colmena en Peñamefécit. Los tiempos actuales rinden tributo y admiración al bocadillo de calamares fritos con alioli de ajo negro que se inventaron Joaquín y Carlos en el Bomborombillos.

Busque cada cual en su baúl de los recuerdos. Mi hermano Ismael se emociona todavía con los bocadillos de salchichón con aceite en pan de Alfacar recién horneado que mi madre envolvía en papel de estraza cuando se iba a pescar truchas con mi padre.

Vivimos tiempos en los que ya no hay que engañar el hambre con exceso de pan y escasez de relleno. Es el momento de que, en un lugar castizo, por ejemplo, si fuere rehabilitado El Bodegón, luzca una pizarra en la que a mano con tiza se escriban nuestros bocadillos de siempre. A los que y con los que tanto amamos.

      
             
      

Palabras, divinas palabras