CRISIS EN EL CAMPO

Los diez motivos por los que el olivar está en pie de guerra

El campo es cada vez menos rentable y cuesta más recoger el fruto de los olivos que el aceite que producen. Muchas fincas están en riesgo de abandono

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Antonio Agudo

Jaén - Publicado el

4 min lectura

Una de las consecuencias de la falta de rentabilidad de las explotaciones agrarias es el abandono de las fincas. En este vídeo, Juan Carlos Hueso, un olivarero de Jaén va describiendo las imágenes de una finca olivarera que ha sido abandonada. Los bajos precios del aceite y los costes de producción cada vez más altos hacen que pequeños propietarios dejen de faenar en sus campos y que el fruto se caiga al suelo. Este es el aspecto que los olivos tienen cuando se dejan de trabajar y son cada vez más los agricultores que aseguran : esto ya no renta, esto es una ruina

Estas son las imágenes que están detrás de las protestas y movilizaciones de los agricultores. Este es el aspecto de la situación límite en el que mucho de los olivareros se encuentran y las razones por las que organizan tractoradas, cortes de carretera y manifestaciones las podríamos resumir este decálogo que todas las organizaciones agrarias españolas consensuaron

Falta de precios justos: Los agricultores y ganaderos no obtienen un precio justo por sus productos que les permita alcanzar una mínima rentabilidad. El motivo: el desequilibrio de la cadena agroalimentaria, que provoca que gran distribución e industrias sean pocos y los agricultores muchos.

Subida de los costes de producción: La subida de los costes de producción de todo tipo se convierte en un enorme problema para los agricultores y ganaderos, que no tienen capacidad de trasladar esa subida al precio de sus productos y se ven obligados a vender por debajo de sus costes. Esto ahoga a los productores de forma sangrante, hundiendo sus posibilidades de futuro y abocando al cierre a muchas explotaciones.

Recortes en las ayudas: las ayudas provenientes de Europa e incluso las que destina el Gobierno central y las Comunidades Autónomas llevan años sufriendo recortes. La situación de fragilidad es tal que obliga a destinar más fondos para apoyar a un sector estratégico y clave para el futuro de la sociedad.

Barreras comerciales: La imposición de barreras comerciales como el veto ruso, el Brexit o los aranceles de Trump a las aceitunas de mesa, al aceite y al vino son un grave problema para dar salida a muchas producciones que son demandadas y valoradas en el exterior. La balanza comercial de España se resiente, y la economía de los agricultores y ganaderos, más.

Poca valoración social: Somos un actor clave en el futuro de la sociedad, pero no somos valorados como tal. Sin nosotros, no hay alimentos. Sin nosotros, no habrá un medio rural vivo y con futuro. Sin nosotros habrá más despoblación. Desde UPA hacemos un llamamiento a la sociedad para que el orgullo rural se extienda a toda la población. Sólo un país orgulloso de sus orígenes –rurales- y de sus valores –como nuestros alimentos y nuestra gastronomía- podrá tener un futuro próspero.

Reto climático: Los agricultores y ganaderos están aprovechando las protestas para defender su papel en relación con el reto climático. La capacidad de la agricultura y la ganadería para gestionar el entorno es indiscutible. Sin nuestras actividades tendríamos una naturaleza más asilvestrada y sin control y más riesgo de incendios forestales y desertificación.

Control de la fauna salvaje: La convivencia entre la agricultura, la ganadería y la fauna salvaje debe ser controlada y regulada para que sea viable. No es conveniente confundir protección de la naturaleza con un silvestrismo mal entendido. La mejor manera de proteger a las especies salvajes es regulando sus poblaciones y permitiendo una convivencia real entre la fauna salvaje y el ser humano.

Reglamentación de ciclos cortos de comercialización, productos de proximidad y etiquetado en origen: Las leyes deben dar respuesta a los problemas de los ciudadanos, no generar más perjuicios de los que resuelven. Urge un cambio legislativo para permitir que agricultores y ganaderos lleven a cabo la venta directa de sus productos. En materia de etiquetado, urge imponer la obligatoriedad de reconocer el origen de todos los alimentos en su etiqueta.

Freno a la especulación con los productos agrarios: Mientras la rentabilidad de la agricultura está bajo mínimos, siguen produciéndose prácticas comerciales abusivas y desleales. Los intermediarios deben ser conscientes de su papel en la cadena agroalimentaria. La Ley de cadena alimentaria debe cambiar y hacerse más exigente con los que abusan.

Reivindicación del papel de la agricultura y la ganadería frente al despoblamiento, a los problemas ambientales y territoriales: La preocupación de la opinión pública sobre el problema demográfico y territorial crece día a día. El debate sobre la España vaciada ha saltado a los primeros niveles. Sin embargo, en ese debate los agricultores y ganaderos debemos cobrar un mayor protagonismo. Sin nosotros, no habrá futuro para el medio rural.

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