Sabor a tradición: la torrija, reina indiscutible de la Cuaresma
Pocas cosas evocan tanto como el primer bocado de una torrija. Es un viaje breve pero intenso a la infancia, a la casa de la abuela, a la Semana Santa de siempre

Sabor a tradición: la torrija, reina indiscutible de la Cuaresma
Jaén - Publicado el
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Con la llegada de la Cuaresma y la inminente Semana Santa, hay un dulce que empieza a asomar en escaparates, cocinas y recuerdos: la torrija.
Las torrijas son uno de los dulces más queridos de la gastronomía española, un manjar humilde que, llegada la Cuaresma, empieza a asomar en mesas, pastelerías y también en nuestra memoria. Su sabor nos habla de tradición, de silencio recogido y de ese tiempo especial que precede a la Semana Santa, cuando los días se alargan y el incienso comienza a perfumar las calles.
De origen ancestral, se dice que ya en la antigua Roma eran un alimento energético para los soldados, las torrijas viajaron durante siglos hasta llegar a nuestras cocinas, donde en la Edad Media encontraron su lugar como postre de vigilia: sencillo, económico, pero cargado de simbolismo. Pan duro que se transforma, leche que lo envuelve, fuego que lo dora, miel o azúcar que lo bendicen. Una receta que es casi un ritual.
En España, y especialmente en Andalucía, las torrijas forman parte de una tradición que va más allá de lo gastronómico: son una costumbre que revive cada primavera, entre procesiones, olores y sabores de siempre. En casa, se preparan con mimo, con ese respeto que se tiene por lo que se ha hecho siempre. En pastelerías, cafeterías y restaurantes, se reinventan sin perder su esencia. Cada rincón tiene su manera de celebrarlas, ya sea con vino, miel de caña, almíbar de naranja, rellenas de crema o chocolate o cubiertas de chocolate blanco... la oferta es infinita.
Hay quien las prefiere frías, otros templadas, y no faltan los que las acompañan con una bola de helado o una cucharada de crema pastelera. Pero todos coinciden en algo: pocas cosas evocan tanto como el primer bocado de una torrija. Es un viaje breve pero intenso a la infancia, a la casa de la abuela, a la Semana Santa de siempre.
Prepararlas no es difícil, pero requiere calma, atención y un poco de amor. Y si haces muchas, como debe ser, puedes conservarlas sin miedo . A temperatura ambiente pueden aguantar uno o dos días. Si las guardas en la nevera, bien tapadas, pueden durar hasta cuatro días. Y si te sobran muchas, incluso puedes congelarlas. Luego basta con calentarlas un poco y volverán a estar deliciosas.

Torrija con cama de gachas de Pedro Salcedo de Restaurante Juanito de Baeza
Este domingo comienza la Semana Santa y, con ella, llega también el momento perfecto para preparar o saborear unas buenas torrijas. Ya sea en casa, en la pastelería del barrio o en el restaurante de siempre, este dulce es mucho más que un postre: es una forma de conectar con nuestras raíces, con la tradición, con los sabores que nos han acompañado desde siempre.
Así que, si aún no has probado una este año, estás a tiempo. Porque pocas cosas marcan mejor el comienzo de estos días especiales que el primer bocado de una torrija.