El truco para que el puré de patatas te quede perfecto: la piel

Resulta extraño encontrar a una persona a la que no le guste un buen puré de patatas ya sea como guarnición, es decir, acompañando a una buena carne o a un delicioso pescado, o como plato principal. Para gustos, sabores.

Fácil, rico y nutritivo, el puré de patatas es un clásico en la cocina tradicional de nuestro país. Hay infinidad de recetas y trucos para conseguir que nuestro puré sea único. Para su elaboración apenas necesitamos unos cuantos ingredientes básicos que suelen estar en nuestro fondo de despensa: unas patatas, agua, leche, mantequilla, sal y pimienta. Con estos ingredientes podemos hacer un plato que es un deleite para el paladar si bien, podemos añadirle otros productos que darán un delicioso toque a nuestro plato, como pueden ser nuez moscada recién molida, unas especias o algo de queso según nuestros gustos.

A priori la elaboración de un suave y cremoso puré de patatas no tiene demasiados secretos pero si hay que tener en cuenta una serie de pautas para que el resultado final sea todo un éxito.

¿Qué patatas elegir?

En nuestros Mercados de Abastos podemos encontrar una patata para cada cocinado, cada una con propiedades y comportamientos diferentes a la hora de cocinarlas.

Para un puré de patatas debemos de elegir variedades como Kennebec, Monalisa, Baraka o Spunta, patatas todas ellas ricas en almidón, con mucha fécula, harinosas y con poco contenido en azucar y agua. Son las mejores entre las mejores y resultan perfectas para nuestra elaboración.

¿Como cocer las patatas?

Siempre que vayamos a cocer patatas, bien para ensaladilla o bien para un pastel o puré de patata, la mejor opción para que el resultado sea perfecto es cocerlas con su piel en abundante agua con sal. Evitaremos que cojan más agua de la cuenta y que suelten parte de su almidón durante la cocción. Procura también que las patatas sean más o menos del mismo tamaño para que su cocción sea uniforme.

¿Triturar o machacar las patatas?

Parece sencillo manipular la patata tras su cocción y realmente lo es siempre que no se te ocurra utilizar una batidora de brazo o una trituradora. Ojo porque estos dos elementos no son buenos para el almidón de la patata, responsable de la cremosidad final del puré.

Utiliza un pasa purés, un tenedor o un prensa patatas y hazlo cuando la patata mantenga aún calor pero sin quemar evidentemente, ya que en el machacado de nuestra patata es cuando vamos a añadir la mantequilla que dará ese punto cremoso y suave que tanto nos gusta.

La textura perfecta

La leche y la mantequilla son, junto a las patatas, los ingredientes básicos a la hora de elaborar un puré de patatas, pero sin duda el toque mágico que hace que nuestro plato sea suave y cremoso, lo pone la mantequilla.

Debes de tener en cuenta que la mantequilla se añade entera y poco a poco, ya sea en porciones individuales o simplemente a cucharadas. Nunca debes derretir la mantequilla antes de incorporarla a la patata que, como ya hemos comentado anteriormente, debe de estar tempalda o caliente pero sin llegar a quemar. La leche también la añadiremos caliente y poco a poco hasta conseguir la textura deseada.

Aromatizar

El último "toque" antes de servir es aromatizar nuestro puré de patatas. Primero corregiremos de sal y le daremos un punto de pimienta blanca o negra recién molida. También podemos añadirle un pellizco de nuez moscada también recién molida a lña hora de añadirla. Ponerle un chorreón de acxeites infusionados al gusto darán también un extra de sabor y color a nuestro puré de patatas.

¡Ea, salud!