SALUD ALIMENTARIA

El verdadero momento en el que debes tirar un queso a la basura: peligroso para la salud

Consumir queso en mal estado puede acarrear innecesarias consecuencias gastrointestinales como diarreas, vómitos, malestar o incluso fiebre

El verdadero momento en el que debes tirar un queso a la basura: peligroso para la salud

Ángel López

Jaén - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Rico en minerales como el calcio, fósforo, sodio, magnesio y zinc, grasas, proteínas, vitaminas liposolubles y vitamina B, el queso es sin duda uno de los alimentos básicos y para muchos imprescindible en su dieta alimenticia.

Tanto es así que en la actualidad se calcula que pueden existir unas 2.000 variedades de quesos en todo el mundo. Todos ellos parten de un origen común y son el resultado de miles y miles de años de tradición quesera. El queso es un producto obtenido por maduración de la cuajada de la leche con características propias para cada uno de los tipos según su origen o método de fabricación.

El consumo habitual de queso y la elaboración de este alimento se ha expandido por cada rincón del planeta, por lo que, dependiendo de su origen, siempre hay un toque que hace distinto a un queso de otro.

El verdadero momento en el que debes tirar un queso a la basura: peligroso para la salud

Curado, semicurado, viejo, de cabra o de oveja, fresco o tierno, en aceite, añejo, provolone, mozzarella, parmesano, gouda… Hay un queso para cada paladar y nunca, en la nevera de los más queseros, falta una porción con la que deleitarnos en cualquier momento del día. Pero ¿Cuándo sabemos si un queso se ha estropeado y por lo tanto no debemos consumirlo?

Todo depende del tipo de queso

Lo primero que debes saber es que el queso contiene entre sus ingredientes elementos vivos que siguen consumiéndolo y madurando. Dicho esto, la presencia de moho es la primera señal de alerta para saber que un queso puede haberse puesto malo, pero ojo, esto no quiere decir que tengas que tirarlo en todos los casos.

En el caso de los quesos más curados, basta con cortar la parte enmohecida asegurándonos que no quedan restos en la pieza que vamos a consumir. Es muy importante que no quede ni rastro de moho, asi que no te cortes a la hora de cortar y tirar.

Sin embargo, en los quesos frescos, elaborados o cremosos, no lo dudes ni un instante: si tiene moho, tíralo a la basura. Lo mismo ocurre con cualquier tipo de queso rallado o desmenuzado, ya que el moho puede enviar hilos por todo el queso,contaminando más de lo que se ve. No te la juegues y tíralo inmediatamente, porque bacterias tan dañinas como la listeria, la brucella, la salmonela y la E. coli, pueden crecer junto con el moho, poniendo en riesgo tu salud.

Por otro lado, si a la hora de dar un bocado a una cuña de queso detectas un sabor agrio, cuidado, no lo comas, puede que no sea la mejor idea. Luego está el olor. Aquí vas a saber definitivamente cuando tienes que desechar un queso porque ya no se debe ni se puede consumir. Si cuando cojas una cuña de queso está huele fuerte, como a amoníaco, tírala al cubo de la basura. Ese queso no está bueno y puede acarrear innecesarias consecuencias gastrointestinales como diarreas, vómitos, malestar o incluso fiebre.

¡Ea, salud y mucho queso!

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