CORONAVIRUS
¿Influye el uso de la mascarilla en ser o no asintomático frente al coronavirus?
Estudios recientes defienden que el uso de la mascarilla determina el desarrollo del COVID-19 de forma asintomática o con síntomas leves
Madrid - Publicado el
3 min lectura
Todos sabemos que el uso de la mascarilla nos protege frente a la enfermedad, pero… ¿cómo influye el uso de la mascarilla en desarrollar la enfermedad del coronavirus de una forma asintomática o con síntomas leves? Esta es la gran pregunta en la que trabajan algunos investigadores.
POSIBLE EFECTO INMUNOLÓGICO DE LA MASCARILLA
Las mascarillas se han vuelto un elemento esencial y obligatorio en nuestra vida, hasta tal punto que ya nuestro día no se concibe sin ellas. El objetivo de cualquier mascarilla es proteger a los que nos rodean y protegernos al mismo tiempo. Sin embargo, recientemente al hecho de llevar mascarilla se le está atribuyendo también cierto efecto inmunológico. “Ese efecto se llama ‘variolización’ y ha sido propuesto como hipótesis en un editorial reciente publicado en la prestigiosísima revista New England Journal of Medicine. Esta palabra define el proceso por el cuál, antiguamente, se inoculaba una pequeña cantidad de pus de las lesiones de la viruela de personas enfermas a las personas susceptibles de pasar la enfermedad con objeto de que causaran una infección más leve y, seguidamente la inmunidad. Este proceso dejó de tener sentido, obviamente, cuando apareció la vacuna de la viruela”, explica el prestigioso doctor César Ramírez, en los micrófonos de COPE.
Según ha explicado el doctor, haciendo la metáfora comparativa, se ha demostrado en algunos trabajos que el uso de la mascarilla podría tener efecto de “variolización” con el SARS-CoV2 por el hecho de que se acompañaría de una menor gravedad de la enfermedad y de un mayor porcentaje de nuevos infectados asintomáticos, siendo esto último una forma más de generar inmunidad.
¿Cómo se produciría este fenómeno? En declaraciones a COPE, el doctor César Ramírez, aclara que existen datos recogidos, de estudios virológicos recientes, que han establecido que las mascarillas “primero disminuyen el riesgo de contagio por efecto mecánico-barrera y, por otro lado, reducen la severidad de la enfermedad en las personas que se contagian por el simple hecho de que existe una relación directa entre la magnitud de la carga viral que se transmite y la gravedad de los síntomas, ya que una gran carga viral se acompaña de una gran excitación y descontrol del sistema inmune con la creación de un estado de respuesta inflamatoria brutal… motivo por el que los corticoides, como la dexametasona, se sabe que van tan bien en la infección COVID-19, por su papel de bloqueo/control del sistema inmune”.
MENOS CARGA VIRAL SIGNIFICA MENOR GRAVEDAD
“Si seguimos con el razonamiento -explica el doctor Ramírez- el hecho indiscutible es que con la mascarilla se trasmite menos cantidad de carga viral y se genera menos exigencia al sistema inmune y, por tanto, una mayor cantidad de infectados asintomáticos o poco sintomáticos ya que la respuesta inmune no sería muy grande. Así, la tasa de pacientes asintomáticos infectados en EEUU hace unos meses era el 40% y ese número se ha visto que se eleva hasta el 80% en grupos poblacionales que usan la mascarilla de forma universal”.
Cesar Ramírez lo tiene muy claro: “El uso de mascarillas no sólo permite reducir el número de contagios, sino que, además, permite que los contagiados sean en mayor porcentaje asintomáticos o poco sintomáticos, por lo que su función profiláctica e inmunógena las convierte en esenciales en nuestro día a día y un elemento de valor a la hora de generar la inmunidad de grupo, porque contagiarse con poca carga viral no deja de ser lo mejor que nos puede pasar mientras aparece la vacuna”.
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