ALIMENTACIÓN

Los peligrosos riesgos que provoca comer insectos y aún desconoces

La FAO publica un documento en el que se especifica muchos de los riesgos que puede provocar el consumo de insectos comestibles

Los peligrosos riesgos que provoca comer insectos y aún desconoces

Enrique Ortiz

Málaga - Publicado el - Actualizado

5 min lectura

Comer insectos está de moda. Aunque a primera vista nos puede provocar repulsa por su aspecto, lo cierto es que los insectos comestibles están cada vez más presentes en la alimentación de las personas. Es más, en muchas culturas de países de África, América Latina y Asia es un verdadero manjar y cada vez traspasa más fronteras gracias a que los insectos comestibles tienen un elevado contenido en proteínas y nutrientes. En España aún cuesta creer que los insectos puedan formar parte de nuestra dieta en el día a día, aunque realmente presentan muchos beneficios alimentarios e incluso una menor huella ecológica en comparación con otras fuentes de proteínas.

El consumo de insectos también tiene sus peros, como se observa en el documento publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), ya que se pone de manifiesto algunos peligros para la seguridad alimentaria que podrían provocar la producción e ingesta de insectos comestibles . El escrito se titula 'Looking at edible insects a food safety perspective', que viene a significar lo siguiente: 'Observando los insectos comestibles desde una perspectiva de seguridad alimentaria'. Sobre este documento también se ha hecho eco la Agencia Española Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN).

PELIGROS POTENCIALES

Los peligrosos riesgos que provoca comer insectos y aún desconoces

Como se puede observar en la publicación de la FAO, la producción y el consumo de insectos comestibles pueden provocar varios peligros potenciales: biológicos, químicos y físicos. Además también se especifica que existen brechas en la investigación y en el aumento de la producción, que el sector de los insectos deberá superar para tener un alcance más global. Incluso, salvo en algunas regiones, hay una ausencia de marcos regulatorios internacionales para apoyar la producción, la evaluación de riesgos, las medidas de control de calidad y la comercialización de insectos

Considerado un auténtico manjar en muchos países, el consumo de insectos todavía no es un añadido a la dieta en la Unión Europea. Sin ir más lejos, en enero de 2021 la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) publicó la primera evaluación de seguridad de un insecto como nuevo alimento. Concretamente la referida al conocido como gusano de la harina, tanto el insecto completo seco como en forma de polvo (larva Tenebrio molitor)

RIESGOS NUTRICIONALES Y BIOLÓGICOS

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Otro de las aspectos prácticamente desconocidos en el sector de los insectos comestibles es el potencial de riesgos alergénicos, aunque existen casos de reacciones alérgicas relacionadas con la entomofagia. También pueden suponer un riesgo para las personas alérgicas a los crustáceos debido a la reactividad cruzada. Pero más importantes y conocidos son los riesgos biológicos que se dan, ya que los insectos pueden ser portadores de microorganismos perjudiciales para el ser humano, sobre todo si las condiciones higiénicas de su cuidado y venta no son las más adecuadas.

- Bacterias: Distintas especies de bacterias se han asociado con los insectos comestibles, tanto en los que se crían en granjas como en los salvajes, entre las que destacan especies bacterianas del género Staphylococcus, Streptococcus o Bacillus, así como miembros de la familia Enterobacteriaceae.

- Virus: Aunque a niveles muy bajos, se ha comprobado que existen riesgos asociados con los virus transmitidos por consumir insectos comestibles como la hepatitis A, hepatitis E y norovirus.

- Hongos: Algunos hongos son patógenos para los humanos y pueden formar micotoxinas que son extremadamente malas para el cuerpo humano. Se han asociado diferentes especies de hongos con la microbiota que se encuentra en la superficie del cuerpo o intestino de insectos comestibles.

- Parásitos: El documento de la FAO especifica que algunos insectos pueden ser vectores de parásitos, un riesgo que evidentemente ha de tenerse en cuenta, pero lo cierto es que actualmente no existe una clara evidencia científica sobre los riesgos parasitarios asociados a los insectos comestibles que pueden afectar a los humanos.

- Genes de resistencia antimicrobianos (RAM): Son una preocupación, ya que la evidencia científica sugiere que los insectos pueden actuar como vehículos para bacterias que portan genes de RAM entre granjas y comunidades urbanas. La aplicación de buenas prácticas agrícolas y de higiene por los productores de insectos es clave para evitar y mitigar la posible aparición de los peligros descritos.

RIESGOS QUÍMICOS

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Existen diferencias entre aquellos insectos capturados de la naturaleza o los que son criados en granjas, puesto que los criados en residuos agrícolas pueden estar expuestos a productos como pesticidas y otros químicos tóxicos.

- Micotoxinas: Se han detectado varias micotoxinas en varios insectos como en la mosca doméstica seca, aunque en bajos niveles que ni siquiera afectan al ser humano, sin embargo sí pueden suponer un riesgo los gusanos mopane debido a sus elevados niveles de aflatoxinas. No obstante, se necesita más investigación para identificar mejor las rutas de metabolismo, los metabolitos y su potencial efecto toxicológico en la salud humana y animal.

- Plaguicidas: Los plaguicidas utilizados en la producción agrícola pueden acumularse en insectos, aunque la alimentación controlada en las granjas de insectos comestibles ayudaría a minimizar los riesgos asociados con los residuos de plaguicidas.

- Metales tóxicos: Su acumulación en insectos se encuentra asociada a factores como el tipo de metal, la especie de insecto, la fase de crecimiento, los sustratos utilizados y la contaminación del medio ambiente. La acumulación de cadmio se ha documentado en algunas especies como las moscas domésticas a niveles superiores a los permitidos en la Unión Europea en la alimentación animal. Se encontraron niveles altos de plomo en chapulines (saltamontes), que fueron identificados como una de las fuentes que contribuyeron a un brote de envenenamiento por plomo entre la población migrante en Monterrey (México).

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