MASCOTAS
Un perro anciano era muy agresivo con todos hasta que ocurrió algo que cambió su vida
Adrián Navarro, fundador de Adiestramiento Canino LOPECAN, cuenta la historia de Urko, un pitbull anciano que era muy agresivo y que ahora forma parte de su manada
Málaga - Publicado el - Actualizado
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El mal comportamiento de un perro casi siempre puede ser modificado con un buen trabajo que suelen realizar los adiestradores profesionales. Pero si ya es difícil hacerlo en un perro joven, más lo es si se trata de un perro con muchos años. Es el caso que cuenta en COPE Málaga el adiestrador Adrián Navarro, fundador de Adiestramiento Canino LOPECAN. El experimentado adiestrador explica la historia de Urko, un pitbull que recibió en su casa con 12 años y con muchos problemas de comportamiento y de socialización con otros perros, siendo un verdadero peligro teniendo en cuenta su envergadura. Esos problemas los tomó Adrián Navarro como un nuevo reto, y es que solo un amante de los animales y un experto como él sería capaz de reconducir a Urko, que ahora es un perro estable y feliz.
URKO, UN PITBULL DE 13 AÑOS
Urko es un pitbull de 13 años que llegó a las manos de Adrián Navarro hace poco más de un año procedente de la Asociación Amar PPP. Tras ser tratado por el adiestrador y su manada que tanto le ayuda, Urko forma parte de su familia ya que Adrián ha decidido adoptarlo, aunque aclara que “sigue perteneciendo a la asociación”.
LOS PROBLEMAS DE URKO
El primer gran problema de este pitbull adulto es que tenía un carácter muy marcado y se encaraba cuando tenían que meterlo en alguna habitación. Y a la hora de manipularlo también se ponía agresivo. “Tenía un problema en las orejas y cuando se le intentaba dar la medicación se tiraba a morder porque le tenía miedo. Estaba en la casa de acogida gruñendo cada dos por tres y por eso llegó a mi casa”, cuenta Adrián en COPE Málaga.
Pero desde su gran experiencia y punto de vista, el adiestrador admite que aunque Urko tenía su carácter, desde el primer momento también vio que tenía muchas cosas buenas. “En general era muy estable, el problema venía cuando no quería hacer algo. Nos encontramos con el problema a la hora de bajarlo del sofá y a la hora de meterlo en otra habitación”, comenta. Pero además, el otro gran problema estaba en la manipulación. Para poder ganarse la confianza y generar un vínculo con el perro, Adrián decidió parar durante una semana el tratamiento que tenía en las orejas.
Eso sí, llegó el momento en el que tuvo que reanudarse el tratamiento y tuvo que tomar muchas precauciones. “Las primeras veces lo hicimos con el bozal”, admite el adiestrador, que también explica que para trabajar con Urko se aprovecharon de lo comilón y juguetón que era. “Lo que hicimos fue trabajar en muchos ejercicios de autocontrol: Ahora puedes comer, ahora no; ahora te doy el mordedor, ahora lo tienes que soltar; ahora lo dejo en el suelo y tienes que estar pendiente de mí, ahora lo puedes coger. Son ejercicios para que se generará un poquito de vínculo con nosotros y también marcar el tema del liderazgo”, específica.
SU EDAD ERA UN PROBLEMA EXTRA
Lo que está claro es que al ser un perro que llegó a las manos de Adrián con 12 años el perro estaba ya muy habituado a su comportamiento. Es decir, es muy complejo cuando hablamos de un perro que prácticamente ha tenido un trauma durante toda su vida. Además, hablamos de un perro con cierta envergadura que da mucho respeto. “El trabajo es complicado, pero sí que se trabaja, lo único que siempre tenemos ciertas limitaciones. Los dos primeros meses estuvo con una correa colgando y cada vez que había que bajarlo del sofá o que había que llevarlo a algún sitio, se cogía por el borde de la correa y al bajarlo se apartaba”, explica.
Otra curiosa forma que tenía Adrián para trabajar con él era una regadera. “La usaba como escudo humano cada vez que tenía que meterlo en algún sitio o tenía que bajarlo del sofá cuando no tenía la correa puesta. Al ver que morder no le servía para nada, tendía a dejar de hacerlo. Es normal que tuviera reacciones agresivas porque tenía los oídos taponados y es un perro que entiendo que no había recibido mucho cariño", detalla.
ADRIÁN DECIDIÓ QUEDARSE CON URKO
Al generar un vínculo afectivo y una confianza entre ambos, Urko fue poco a poco entrando por el aro gracias al cariño que estaba recibiendo. Por ese motivo y tras un gran trabajo, Adrián decidió quedarse en adopción con el perro. “Después de todo lo que ha pasado el perro, después de lo que hemos pasado con él para que sea estable, para que conviva con nosotros y no intente mordernos, que puedan venir visitas y estemos tranquilos, que se le pueda poner lo que sea en las orejas, digo, ¿ahora vamos a buscarle otra casa? Ya decidimos que se quedara con nosotros porque ya bastante ha vivido, porque por lo menos lo que le quede no lo viva lo mejor posible. Y ahora está con nosotros aquí en el campo, en la casa, con todos los perros, es uno más y le encanta dormir en el sofá y le encanta buscar el cariño de todo el mundo”, concluye Adrián Navarro, fundador de Adiestramiento Canino LOPECAN.
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