PLAY OFF ASCENSO

(0-1) El Málaga condenado a seguir en Segunda

Los malaguistas no saben meterle mano al Deportivo que por medio de Bergantiños consigue un gol tras un error garrafal de Munir. El ascenso debe esperar.

La grada despidió con honores al Málaga

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Punto y final. No pudo ser. Fin a la historia en su máxima crueldad para el Málaga. Todas y cada una de las personas que sienten algo por este gran club, desde la afición a los hombres que estuvieron sobre el césped, pusieron todo de su parte para revertir el mal resultado de la ida y seguir vivos en la lucha por subir a Primera. Pero esto es así, hay veces que ni haciendo todo lo que está en tu mano puedes lograr el objetivo. El Deportivo supo jugar sus bazas, calmar las ansias del enemigo esperando el momento oportuno para atacar y para sentenciar. Y así los coruñeses siguen su camino hacia Primera esperando rival mientras los boquerones se quedan sin premio y con el agua al cuello adivinando las apreturas económicas de la próxima temporada. Y eso que olía a noche grande en La Rosaleda. Se respiraba en el ambiente. Se confirmaba con el pasillo al autocar del equipo a su llegada al estadio. Pero lo que realmente importa es lo que ocurra en el césped. Y ahí no dieron lo que había que dar.

Aprovecharon los locales para coger aire tras un arranque bueno. pero su ofensiva ya no era tan intensa como en el inicio. Faltaba precisión en el último pase, Hicham había desaparecido por la derecha y todo se fiaba a la banda de Juankar y de Ontiveros. Por ahí lo intentaron una y otra vez hasta que, después de mucho insistir, de nuevo Ontiveros se zafó de la emboscada, se plantó en la frontal y disparó... al larguero. Lamentos del extremo, que ya se encontró con una igual en Riazor con el 2-2, y suspiros de Giménez, quien logró el objetivo de mantener su portería imbatida en la primera mitad.

Movió el banquillo Víctor en el descanso con la entrada de Renato Santos por el desaparecido Hicham y la posterior de Koné por un Harper que al poco del reinicio había mandado a las nubes un balón que ya se cantaba por gol en las gradas. Ocasiones como esas son las que diferencian Primera de Segunda. Como la mano que sacó Dani Giménez a disparo de Blanco Leschuk.

Poco más hizo el Málaga en ataque. Con Ontiveros ya sin fuelle, sin nadie capaz de encontrar huecos entre líneas, el Dépor jugaba a placer, sin apenas sufrir, hasta que se encontró con el regalo de Munir, negado en toda la eliminatoria. Bergantiños tiró sin fe, flojito y descolocado, pero al internacional marroquí se le resbaló la pelota y se lo metió en propia meta. Llantos de desconsuelo, de tierra trágame. Y llantos de alegría en el bando contrario, el de un Deportivo al que le quedan dos partidos para volver a Primera.

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