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El doctor de la Varga explica las consecuencias de la lesión de Carolina Marín: "Es muy complicado"

La jugadora española afronta por tercera vez un largo proceso de recuperación

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El doctor de la Varga explica las consecuencias de la lesión de Carolina Marín: "Es muy complicado"

Emilio Guerrero

Málaga - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Las lágrimas de Carlina Marín tras lesionarse de nuevo la rodilla derecha han conmocionado al mundo del deporte. Los peores presagios se han cumplido y por segunda vez, Carolina Marín se ha roto el ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha y los dos meniscos. El doctor Vicente De la Varga, traumatólogo y experto en cirugía ortopédica desde su clínica CAMDE de Málaga, considerado uno de los 50 mejores médicos privados de España por Top Doctors explica las consecuencias de la lesión de la campeona española.

LESIÓN

Es, sin duda, una de las imágenes para el recuerdo, de estos Juegos Olímpicos de París 2024. En plenas semifinales contra la china Bin Jiao, con un set de ventaja y 10-5 a su favor, un salto para ejecutar un smash perfecto, y al caer sobre su pierna derecha un grito de dolor que nos puso a todos los vellos de punta. “Me he roto” gritaba Carolina con desesperación desde el suelo, y tanto que se había roto, se había roto el injerto del cruzado anterior que le habían operado en 2019.

Como por desgracia hemos podido comprobar, se puede romper la plastia de un cruzado anterior operado, de hecho, hasta el 25% de los deportistas operados de una rotura del cruzado sufren una re-rotura del nuevo ligamento.

Y no tienen nada que ver, en ningún aspecto, una primera rotura del ligamento cruzado original, con una segunda rotura de la plastia, del nuevo ligamento operado. Es lo mismo, pues al final los dos hacen la misma función, pero no es igual. Veamos qué lo hace distinto.

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El doctor de la Varga explica las consecuencias de la lesión de Carolina Marín: Es muy complicado

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COMPLICACIONES

Para empezar, la estabilidad y fuerza de un ligamento operado no es la misma que la de un ligamento original, tiene más riesgo de romperse, hasta 5 veces más que un cruzado no operado, y la inestabilidad que genera favorece que en pocos años haya lesiones de los meniscos y del cartílago y comience la artrosis. Y estamos hablando de una primera rotura. Imaginaros entonces con una segunda reconstrucción, que aunque sea exitosa, más pero peor, con más inestabilidad residual.

En segundo lugar, la reconstrucción es mucho más compleja. Por un lado, las zonas donantes, de donde se extrajeron los tendones para el ligamento nuevo, ya no se pueden usar y hay que recurrir a otras zonas, con lo que acabamos dañando otras estructuras de la rodilla con sus propias complicaciones. La alternativa es emplear como injerto tendones de cadáver, de banco de tejidos, tejido desvitalizado que tiene muchas más complicaciones y probabilidades de que falle.

Luego tenemos el problema con los túneles para pasar el ligamento nuevo. Los túneles originales, labrados en la primera intervención suelen estar ensanchados, dados de sí, no siendo reutilizables, lo que nos obliga a labrar túneles nuevos con otras direcciones, con una disposición biomecánica menos favorable, o bien rellenarlos de hueso y esperar a que consolide, teniendo que realizar la cirugía en dos tiempos.

PLAZOS

El tiempo de recuperación aumenta. Si para un primer ligamento el tiempo medio para volver a la competición ronda los 9 meses, en un segundo ligamento supera con creces el año, llegando a los 14 meses de media. Y el pronóstico empeora con la edad. Hasta los 25 años, con una segunda rotura del ligamento, el 60% de los deportistas vuelve a la competición. Por encima de esa edad apenas supera el 30%. Recordemos que Carolina Marín tiene 31 años.

LA EDAD JUEGA EN CONTRA

Es cierto que muchos jugadores de fútbol o baloncesto como han cosechado sus mayores éxitos tras haberse roto el cruzado, pero en todos los casos la rotura se produjo a comienzos de la veintena. Ninguno de los jugadores que se han roto el cruzado, pasando de los 30, han vuelto a rendir como antes, y en aquellos que lo han roto dos veces o más, como Falcao, Rossi o Afelay supuso el final de su carrera.

En estos casos la edad es un factor determinante. Se hizo un estudio analizando el pico de mayor rendimiento en los deportistas de raqueta, y se comprobó que en las mujeres era a los 24 años. Carolina ganó el oro en Rio 2016 con 23 años.

Todos estos factores no nos permiten ser optimistas respecto al futuro deportivo de Carolina Marín. En estas olimpiadas todos deseábamos, sin datos objetivables que lo justificaran, que Rafa Nadal ganara una medalla de oro como colofón a una maravillosa carrera, y como era de esperar no ocurrió. Y, sin embargo, en el caso de Carolina Marín sí había motivos fundados para soñar con la medalla y el destino quiso privarla de ella.

Mucha fuerza Carolina, que te va a hacer falta para recuperar tu rodilla y recuperar las ganas para seguir compitiendo.

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