La odisea de la dueña de un perro que se subió a tres metros de altura persiguiendo a un gato: “Llamar a los bomberos”

Un border collie, de nombre Bowie, es el protagonista de esta curiosa historia

Enrique OrtizMónica García

Málaga - Publicado el

4 min lectura

      
      
             
      

El equilibrio emocional y conductual de un perro depende, y mucho, de la actividad física que el animal requiera y que el dueño le proporcione. Ese suele ser un factor que algunos propietarios de perros no tienen en cuenta a la hora de escoger su mascota de compañía. Y, en algunos casos, puede causar muchos dolores de cabeza y problemas complejos en la convivencia con el animal. Es el caso que Adrián Navarro, fundador de Adiestramiento Canino Lopecan, cuenta en los micrófonos de COPE Málaga.

El protagonista de la historia se llama Bowie, un border collie de unos tres años que tenía un comportamiento que no le estaba haciendo la vida fácil a su dueña, Rocío. Todo empieza el mismo día que Rocío decide adoptar a un perro en la protectora de Mijas, en Málaga. “Yo quería una perrita, aunque desde el primer momento ya tuve un problema con la perra porque me mordió. Pero tuve una corazonada y me lo llevé a mi casa”, comenta.

Un perro desequilibrado y una familia implicada

Desde el primer día, Rocío sabía que tenía algo importante entre manos y que no iba a ser tarea fácil. “Al principio fue durísimo porque es como si me compro un Ferrari sin tener siquiera el carnet de conducir. Empecé con una adiestradora con la que no me fue nada bien y por eso decidí acudir a Lopecan, lo que supuso un cambio brutal y por eso estoy encantadísima”. Cuando Adrián Navarro recibió a Bowie, ya supo que había mucho trabajo por delante.

El adiestrador explica que el border collie presentaba “ciertos problemas de reactividad con otros perros, además de otros problemas típicos de esta raza de perro cuando están desequilibrados. Se tiraba a morder las bicicletas, motos, coches, camiones...”, apunta Adrián, que valora mucho la implicación de Rocío y su familia en este caso. “Era un caso bastante complicado y esta familia se implicó como pocas familias lo hacen en este tipo de casos, lo fácil hubiese sido devolverlo o buscarle algún sitio y en este caso se han implicado en poder solucionar estos problemas y están obteniendo muy buenos resultados”, explica.

Bowi pasó por las manos del adiestrador Adrián Navarro

Una agresividad redirigida

El caso de Bowie, cuando Adrián Navarro inició a trabajar con él, tenía la base del problema en la agresividad redirigida, lo que provocaba que el perro se tirase a cosas en movimiento. “El perro está muy alterado, no puede llegar al estímulo que le provoca ese malestar y acaba redirigiendo esa alteración a lo primero que tiene al lado”, cuenta.

SE SUBIÓ A UN ÁRBOL PERSIGUIENDO A UN GATO

El perro era incontrolable, tanto que incluso en una ocasión llegó a subirse a un árbol, a más de tres metros de altura, mientras perseguía a un gato. En mitad del campo, el perro vio a la lejos al gato y no dudo en ir a por él, tanto como para escalar un árbol y subir a más de tres metros. El problema llegó cuando el perro se dio cuenta de dónde estaba y se quedó paralizado debido al susto (en la foto de portada de esta noticia se puede observar la imagen). La dueña, Rocío, estuvo más de una hora y media intentando convencerle para que bajase, llamándole y mostrándole confianza. Pero Bowie estaba muy asustado.

      
             
      

Tanto Rocío como los paseantes que veían la escena pensaron en llamar a los bomberos porque no había manera de hacer bajar al perro. Pero entonces Rocío, que tiene conocimientos de escalada, pensó en una idea. Ella misma se subió al árbol e hizo una especie de polea con el arnés y con varias cuerdas que ella siempre lleva encima. Así, y con mucho empeño y maña, consiguió bajar al perro del árbol hasta el suelo.

ACTIVIDAD FÍSICA DIARIA

Lo que Adrián le dejó claro a Rocío es que esta raza de perro necesitaba mucha actividad física diaria, por lo que la dueña le da paseos de dos horas y media, como mínimo, al día. “Se tratan de ejercicios de control de impulso para trabajar la gestión de la frustración”. Tanto Rocío como el fundador de Adiestramiento Canino Lopecan, recuerdan y ponen el foco en lo que deberían hacer todas las personas antes de llevarse un perro a su vida. “Hay que informarse de lo que ese perro necesita y de cómo voy a tener que adaptar mi vida para el bien de todos. Mi perro, por ejemplo, no sirve para estar en un piso de una ciudad y que lo saquen solo quince o veinte minutos al día”, finaliza Rocío.

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