Un pescadero de Málaga habla sobre las dos mismas primeras clientas que tiene cada día: "No os lo imagináis"

Los comercios de alimentación crean un vínculo especial entre el que atiende y el que compra, pero ninguno como el que se puede ver en este caso

El pescadero y varios pescados en una pescadería

José Manuel Nieto

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La pescadería de siempre debe reconvertirse, si no quiere seguir perdiendo cuota de mercado en favor de supermercados, hipermercados y los nuevos canales. Es por lo que este pescadero de Málaga cuenta historias que ocurren en su local y, en esta ocasión, habla sobre las dos primeras clientas que tiene cada día.

Solo uno de cada cuatro españoles consume regularmente productos de la pesca frescos, congelados o en conserva, a pesar de que la Agencia Española para la Seguridad Alimentaria aconseja entre tres y cuatro raciones por semana. La inflación ha llevado a muchas familias a renunciar a muchos de estos alimentos, a pesar de su conveniencia.

De probados beneficios para la salud física y emocional, aportan proteínas irreemplazables cuya producción impacta menos sobre el medio ambiente que la mayoría de alimentos. Aun así, en los hogares se come menos que nunca. Se ha estancado en el mínimo histórico de 18,5 kilos por persona al año, un tercio menos que diez años atrás.

Pescadores

Ahí es donde más sufren estos establecimientos tan arraigados a los barrios españoles. La venta de pescado sin desbastar es historia. Lo de llevarse a casa la pieza entera con escamas y vísceras de un punto de la cadena comercial más allá de la lonja está prácticamente descatalogado. Se va del mostrador ya preparado.

Un pescadero

Muchas apuestan por sumar bajo una misma marca varios conceptos: tienda, puesto en un mercado, boutique y showcooking; todo ello con el objetivo de crear un espacio novedoso y diferente para los amantes del pescado, en el que incorporar la experiencia de compra y consumo, junto con la cultura gastronómica en torno a la materia prima.

En una esquina, la carnicería; en la otra, la pescadería; y como última parada, la panadería. De vuelta al presente, sería impensable replicar aquella ruta de abastecimiento. Este sector en los últimos años no ha evolucionado al mismo ritmo que una parte de la sociedad, que demanda no sólo un producto de calidad, sino también una experiencia en torno a los alimentos.

Si bien la situación es común en el resto de España, a nivel proporcional, la extinción se da con más rapidez en los centros urbanos que en los pequeños municipios. La hegemonía de las grandes superficies y la falta de relevo generacional en el oficio suponen un lastre muy grande para estos comercios.

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Desde el sector defienden que por más que se haya mejorado en los supermercados, y ahora cuenten con algunos pescaderos formados, el género nunca será igual. ¿Qué fue de la pescadería de toda la vida? Aquella en la que te limpiaban las sardinas y te fileteaban el lenguado.

"No os lo imagináis"

Una de estas es la que tiene este pescadero que cuenta historias de su pescadería en las redes sociales. Estos establecimientos no son solo un lugar donde surtirse de productos locales, sino también un punto de encuentro para los vecinos y comerciantes que aprecian los artículos de calidad. Es por lo que siempre tiene dos clientas fieles.

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Suelen ser frecuentados por numerosos vecinos del barrio, aunque no muchos jóvenes. Precisamente, este es uno de los aspectos que más lamentan los responsables, que echan de menos que la gente mantenga el hábito de apostar por el comercio local. Las clientas que muestra el pescadero parece que siempre van a ser fieles.

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