VIOLENCIA DE GÉNERO
"En estado de shock, frustrados y enfadados": Las emociones de los niños víctimas de violencia de género que afloran en terapia
Un equipo de psicólogos del Instituto Andaluz de la Mujer trabaja con estos menores desde que son muy pequeños
Sevilla - Publicado el
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Voces. Gritos. Insultos. Bofetones y palizas. Algunos niños conviven con esta realidad en sus casas. Casi a diario tiene que ver cómo su padre maltrata a su madre. O los encierran en el baño para que no vean nada. Pero lo escuchan. Que es lo mismo. O incluso peor.
En COPE Andalucía hablamos con Marián Gallardo, es coordinadora del área de menores en violencia de género del Instituto Andaluz de la Mujer. Sabe que estos niños sufren. Da igual que tengan once, catorce o cinco años. No importa que tengan meses. Lo notan.
por qué papá le pega a mamá
Nos cuenta Marián que estos niños nunca llegan a entender lo que pasa en sus casas. “Para ellos es un shock muy grande porque para un niño, su padre es la persona que les protege, que les cuida, que les ayuda a superar sus miedos.” No un monstruo al que temen.
Estos niños también son víctimas de violencia de género. Y muchos de ellos se quedan huérfanos. Es el caso del niño de once años de la localidad sevillana de Estepa. No sólo han asesinado a su madre. El que ha disparado el gatillo es su padre. Y lo ha hecho delante del.
En casos como este, cuando su madre ha sido asesinada, el Instituto Andaluz de la Mujer pone en marcha un servicio de crisis. Se activa e inmediatamente hay un desplazamiento para atender a estos menores y a sus familias. La atención psicológica es fundamental desde el primer momento.
No entienden que su protector les haga la vida imposible
Coordinadora del área de menores en violencia de género del Instituto Andaluz de la Mujer
Ante casos tan duros como estos, surgen muchas preguntas en busca de respuestas. ¿A partir de qué edad un niño puede entender la violencia de género? Entender que su madre sufre. Que a su madre le están haciendo daño.
DESDE BEBÉS
La respuesta nos la da Marián Gallardo. “Andalucía actúa desde el embarazo de la madre”. Y asegura que científicamente hablando se ha demostrado que la intervención en estos niños es muy importante desde que son bebés. A ellos los tratan con juegos y dibujos de colores. “Así trabajamos los conflictos y las relaciones con los padres”.
Y a medida que van creciendo, esos juegos van transformándose en grupos de terapia y charlas. “Con los preadolescentes, además del juego, también hay más trabajo para que sean conscientes de la importancia de trabajar y entender la situación que están pasando”.
Todos necesitan lo mismo. Que alguien les entienda. Sin embargo, no todo lo saben. Son demasiado pequeños para saberlo. No saben gestionar las emociones. Nadie les ha enseñado. Y lo que viven en su casa es tan terrible que ni un adulto sabría gestionarlo solo.
Por eso, los expertos aseguran que estos niños necesitan atención psicológica. Algunos, de hecho, la piden. Otros, aunque están igual de desbordados, nos cuenta Marián Gallardo, “no quieren ir al psicólogo. Hay otros que cuando llegan están enfadados con su madre o frustrados con su padre.”
SIN PREJUICIOS
Para la mayoría de estos niños, Marián y su equipo se convierten en su único salvavidas. “Les ofrecemos algo que nunca han tenido: un espacio privado donde no hay prejuicios previos y son escuchados.”
¿Cómo evoluciona la relación de los menores con el agresor de su madre, que es su padre? Hay niños que lo tienen normalizado porque llevan años viviendo esa situación en su casa. Llevan tiempo dando oportunidades de cambio a su padre, ven que su padre no ha cambiado y toman la decisión de alejarse de su padre.
Hay otros niños que sí quieren tener la relación con su padre porque después de vivirla continuamente en sus casas, normalizan la violencia, sobre todo la psicológica, y quieren tener ese vínculo porque se sienten bien con su padre.
"NO ES NORMAL"
La atención psicológica de estos niños marcará su futuro. “Si no ha habido ningún trabajo con ellos, pueden adoptar las mismas formas de relacionarse que tenían sus padres. Que adopten el rol de sumisión de su madre y no condenarla. Hay niñas que le tienen miedo a todos los hombres, o los niños pueden pensar que la conducta violenta es algo normal.”
Y es ahí cuando se dan cuenta de algo que puede cambiar sus vidas para siempre: "Las voces, los llantos, los insultos, los empujones o las bofetadas, no son algo normal".